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[0736] • PAULO VI, 1963-1978 • LA MISIÓN EVANGELIZADORA DE LA FAMILIA “IGLESIA DOMÉSTICA”

De la Exhortación Apostólica Evangelii nuntiandi –sobre la evangelización en el mundo contemporáneo–, 8 diciembre 1975

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70. Los seglares, cuya vocación específica los coloca en el corazón del mundo y a la guía de las más variadas tareas temporales, deben ejercer por lo mismo una forma singular de evangelización.

Su tarea primera e inmediata no es la institución y el desarrollo de la comunidad eclesial –ésa es la función específica de los pastores–, sino el poner en práctica todas las posibilidades cristianas y evangélicas escondidas pero a su vez ya presentes y activas en las cosas del mundo. El campo propio de su actividad evangelizadora es el mundo vasto y complejo de la política, de lo social, de la economía y también de la cultura, de las ciencias y de las artes, de la vida internacional, de los medios de comunicación de masas, así como otras realidades abiertas a la evangelización como el amor, la familia, la educación de los niños y jóvenes, el trabajo profesional, el sufrimiento, etc. Cuantos más seglares haya, impregnados del Evangelio, responsables de estas realidades y claramente comprometidos en ellas, competentes para promoverlas y conscientes de que es necesario desplegar su plena capacidad cristiana, tantas veces oculta y asfixiada, tanto más estas realidades –sin perder o sacrificar nada de su coeficiente humano, al contrario, manifestando una dimensión trascendente frecuentemente desconocida– estarán al servicio de la edificación del reino de Dios y por consiguiente de la salvación en Cristo Jesús.

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71. En el seno del apostolado evangelizador de los seglares, es imposible dejar de subrayar la acción evangelizadora de la familia. Ella ha merecido muy bien, en los diferentes momentos de la historia y en el Concilio Vaticano II, el hermoso nombre de “Iglesia doméstica” (10)6. Esto significa que, en cada familia cristiana, deberían reflejarse los diversos aspectos de la Iglesia entera. Por otra parte, la familia, al igual que la Iglesia, debe ser un espacio donde el Evangelio es transmitido y desde donde éste se irradia.

Dentro, pues, de una familia consciente de esta misión, todos los miembros de la misma evangelizan y son evangelizados. Los padres no sólo comunican a los hijos el Evangelio, sino que pueden a su vez recibir de ellos este mismo Evangelio profundamente vivido. También las familias formadas por un matrimonio mixto tienen el deber de anunciar a Cristo a los hijos en la plenitud de las implicaciones del bautismo común; tienen, además, la no fácil tarea de hacerse artífices de unidad.

Una familia así se hace evangelizadora de otras muchas familias y del ambiente en que ella vive.

[E 36 (1976), 113-114]

106. Lumen gentium, 11: A.A.S. 57, 1965, p. 16 [1964 11 21a/11]; Apostolicam actuositatem, 11: A.A.S. 58, 1966, p. 848 [1965 11 18/11]; S. IOANNIS CHRYSOSTOMI, In Genesim, Serm. VI, 2; VII, 1: PG 54, 607-608.