INICIO CRONOLOGICO DOCUMENTOS ESCRITURA CONCILIOS PAPAS AUTORES LUGARES MATERIAS EDICIONES
EDITORES

[0804] • JUAN PABLO II (1978-2005) • INVIOLABILIDAD DE LA VIDA HUMANA

Del Discurso Siate i benvenuti, a los participantes en el Congreso Europeo organizado por el Movimiento por la vida, celebrado en Milán (Italia), 26 febrero 1979

1979 02 26 0003

[3.–] Fiel a la misión recibida de su divino Fundador, la Iglesia ha afirmado siempre, pero con especial fuerza en el Concilio Ecuménico Vaticano II, la sacralidad de la vida humana. ¿Quién no recuerda aquellas palabras solemnes?: “Dios, Señor de la vida, ha confiado a los hombres la insigne misión de conservar la vida, misión que ha de llevarse a cabo en modo digno del hombre. Por lo tanto, la vida humana, desde su concepción, ha de ser salvaguardada con el máximo cuidado” (Constitución pastoral Gaudium et spes, 51). Fortalecidos con esta convicción, los Padres conciliares no dudaron en condenar, sin medios términos, todo “cuanto atenta contra la vida –homicidios de cualquier clase, genocidios, aborto, eutanasia y el mismo suicidio deliberado–; cuanto viola la integridad de la persona humana, como, por ejemplo, las mutilaciones, las torturas morales o físicas, los conatos sistemáticos para dominar la mente ajena; cuanto ofende a la dignidad humana, como son las condiciones infrahumanas de vida, las detenciones arbitrarias, las deportaciones, la esclavitud, la prostitución, la trata de blancas y de jóvenes; o las condiciones laborales degradantes, que reducen al trabajador al rango de mero instrumento de lucro, sin respeto a la libertad y a la responsabilidad de la persona humana” (ib. 27).

1979 02 26 0004

[4.–] En este contexto se inserta vuestro compromiso. El cual consiste, ante todo, en una acción inteligente y asidua de sensibilización de las conciencias respecto a la inviolabilidad de la vida humana en todas sus fases, de modo que el derecho a vivir sea eficazmente reconocido, en las costumbres y en la ley, como valor fundamental para toda convivencia que quiera llamarse civil. Tal compromiso se expresa, además, en la valiente toma de posición contra cualquier forma de atentado a la vida, venga de donde viniere. Por último, se traduce en la oferta, desinteresada y respetuosa, de ayudas concretas a las personas que encuentran dificultades para conformar la propia conducta a los dictámenes de la conciencia.

1979 02 26 0005

[5.–] Se trata de una obra de gran humanidad y de generosa caridad, que no puede dejar de obtener la aprobación de toda persona consciente de las posibilidades y de los riesgos con que se enfrenta nuestra sociedad actual.

1979 02 26 0006

[6.–] Que no os desalienten las dificultades, la oposición, los fracasos que podéis encontrar en vuestro camino. Se trata del hombre, y ante tan importante puesta en juego, nadie puede encerrarse en una actitud de resignada pasividad sin abdicar de sí mismo. Como Vicario de Cristo, Verbo de Dios encarnado, yo os digo: tened fe en Dios, Creador y Padre de todo ser humano; tened confianza en el hombre, creado a imagen y semejanza de Dios y llamado a ser hijo suyo, en el Hijo. En Cristo, muerto y resucitado, la causa del hombre ha tenido ya su veredicto definitivo: ¡la vida vencerá sobre la muerte!

[Enseñanzas 2, 563-564]