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[0993] • JUAN PABLO II (1978-2005) • EL AMOR A DIOS Y LA VIDA CRISTIANA COHERENTE, FUENTE INAGOTABLE DE AMOR CONYUGAL

De la Carta Nagy örömmel, a los fieles de Hungría, con ocasión del 750 aniversario de la muerte de Santa Isabel, 12 noviembre 1981

1981 11 12 0014

[14.–] En este año jubilar, vosotros esposos, madres y padres de familia, meditad en la vida familiar, llena de felicidad, de Santa Isabel. Estad cerca unos de otros con fidelidad inquebrantable. Convenceos de que el amor a Dios y la vida cristiana coherente no sólo no son un obstáculo, sino que son una fuente inagotable de amor conyugal. Santificaos mutuamente, amaos mutuamente imitando a Cristo. Recordad que el pueblo de Turingia considera santo también a Luis, además de a Isabel. Orad juntos cada día sabiendo que Cristo está presente entre vosotros. En Cristo podéis llegar a ser lo que en virtud del sacramento del matrimonio debéis ser: un cuerpo solo y una sola alma. Aceptad con gratitud el don más bello del Creador: el don de la vida, que es sagrada desde el primer instante de la concepción. Transformad vuestro hogar en Iglesia doméstica, educad a vuestros hijos en la fe. “La acción catequética de la familia tiene un carácter particular y, en cierto sentido, insustituible” (Catechesi tradendae, 68).

1981 11 12 0015

[15.–] Santificad a vuestros hijos, enseñadles a amar a Cristo y a su Iglesia y a servir con desinterés al Pueblo de Dios. Arraigad en vosotros la convicción de que con el ejemplo de la vida y la transmisión de la fe dais lo mejor a vuestros hijos. Podéis llegar a ser padres de futuros santos, pues recordad que a Gertrudis, tercera hija de Isabel, la veneran como beata los premonstratenses. Mantened la intimidad de vuestra Iglesia doméstica, pero abríos, al mismo tiempo, a la gran tarea de construir el reino de Dios. Sed centro que irradia amor universal.

1981 11 12 0016

[16.–] La sociedad moderna tiene necesidad urgente de hombres y mujeres revestidos de Cristo, que se dediquen al servicio del prójimo con gozo y desinterés, y cual madres y padres abracen y ayuden a los pobres de nuestros tiempos, necesitados de afecto, comprensión, fe y bienes materiales y espirituales. Tened la convicción de que tomáis parte activa en la misma misión apostólica de la Iglesia.

[Enseñanzas 10, 560-561]