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[1108] • JUAN PABLO II (1978-2005) • UNIDAD Y UNIFORMIDAD EN LA TUTELA DEL MATRIMONIO CANÓNICO

Del Discurso Sono vivamente grato, a la Rota  Ro mana, en la Inauguración del Año Jurídico, 26 febrero 1983

1983 02 26 0005

5. Es necesario que esta función de la Sagrada Rota continúe y se desarrolle en la alta y ejemplar calidad del trabajo realizado por todos los trabajadores del Tribunal vuestro y mío, de manera que garantice una fidelidad cada vez mayor a la doctrina de la Iglesia acerca de la esencia y las propiedades del matrimonio, por otra parte ampliamente expuestas con riqueza teológica en el nuevo Código de Derecho Canónico (cfr. cann. 1055-1165).

En efecto, es función de la jurisprudencia rotal conseguir –en el respeto de un sano pluralismo que refleja la universalidad de la Iglesia– una más convergente unidad y una sustancial uniformidad en la tutela de los contenidos esenciales del matrimonio canónico, que los esposos –ministros del sacramento– celebran adhiriéndose a la profundidad y riqueza del misterio, en la recíproca profesión de fe delante de Dios. Decía precisamente en la Audiencia General del 18 de enero último pasado: “En este ámbito el hombre es artífice de las acciones que tienen por sí significados definidos. Es, por consiguiente, artífice de las acciones y, juntamente, autor de su significado. La suma de significados constituye, en cierto sentido, la totalidad del ‘lenguaje del cuerpo’ con el que los esposos deciden hablar entre sí como ministros del sacramento del matrimonio. El signo que ellos actualizan con las palabras del consentimiento conyugal no es mera señal inmediata y pasajera, sino un signo prospectivo que reproduce un efecto permanente, es decir, el vínculo conyugal, único e indisoluble (“todos los días de mi vida”, es decir, hasta la muerte). En esta perspectiva ellos deben llenar aquel signo con el múltiple contenido ofrecido por la comunión conyugal y familiar de las personas, y también con el contenido que originado por el ‘lenguaje del cuerpo’, es releído continuamente en la verdad. De esta forma la verdad esencial del signo permanecerá orgánicamente ligado al ethos de la conducta conyugal”.

[DP (1983), 53]