1986 08 20 0001

[1.–] Saludo también a las jóvenes parejas de nuevos esposos, a los que dirijo el más ferviente deseo de un feliz acontecer en sus familias, que han comenzado con la bendición de Dios en el sacramento del matrimonio.

La caridad de Cristo sea la regla fundamental de la vida en familia, el principio constante de vuestro amor cada vez más auténtico. Vuestra caridad se inspire, en la fe, en el modelo de Cristo Jesús. Ella está abierta, pronta y generosa en todas las situaciones difíciles, que hacen al hombre necesitado de atención, de afecto y de delicada premura. La caridad cristiana sea la virtud que vosotros enseñéis a los hijos con atenta y peculiar pedagogía, haciéndoles comprender que ella es el vértice de cualquier otra virtud. Actuad de manera que la familia sea una escuela constante, válida y eficaz, de la virtud sobrenatural del amor.

Sobre todos vosotros mi cordial Bendición.

[OR (ed. esp.) 31-VIII-1986, 4]