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[1352] • JUAN PABLO II (1978-2005) • NECESIDAD E IMPORTANCIA DEL APOSTOLADO DE LA FAMILIA

Saludo a un grupo de familias en la visita pastoral a la parroquia de S. Giuseppe Artigiano, Roma (Italia), 5 febrero  1989

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[1.–] [...] Es, en verdad, un cometido de primera necesidad, ya que todos los males de la sociedad, aun los más diferentes, parecen centrarse en torno a la familia y en la familia misma. Y arrastra consigo las diversas tragedias humanas.

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[2.–] Familia quiere decir comunidad; aún más: es una comunión de personas, tan íntima y perfecta –diré la comunión humana más perfecta–, que es la que se asemeja más a la comunión diaria de la Santísima Trinidad. Una perfección que comporta algunas exigencias fundamentales de orden espiritual y moral. Exigencias que, si no se respetan y se aman, no sólo como mandamientos, sino como valores de vida, es muy fácil que se diluya la familia. Con ser tan perfecta en su naturaleza, en su constitución divino-humana, la familia es, al mismo tiempo, muy vulnerable. Es la comunidad humana más vulnerable. Se constata enseguida. Algunos, los que –digamos– son enemigos del cristianismo, tratan de atacar sobre todo a la familia, a cuanto dice relación con la dimensión familiar de la vida humana.

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[3.–] Pero dejemos de lado estas consideraciones. La constatación de la experiencia cotidiana nos lleva a la misma conclusión: la familia humana contemporánea parece, en verdad, muy vulnerable en más de una ocasión. Por eso, es necesario un compromiso. No pensamos, sin embargo, que venga de los responsables del ámbito social y sociopolítico, debe venir de la Iglesia. Y, en la Iglesia, ese compromiso sólo puede ser un apostolado.

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[5.–] [...] Son ellos, los esposos, los apóstoles no sólo dentro de la propia familia, sino de las demás familias. Son los más directos, los más expertos... A Pablo VI le gustaba decir que la Iglesia es “experta en humanidad”. Aunque no se puede decir que esta experiencia de la Iglesia ha sido actuada del todo, toda vez que lo humano, la humanidad constituye la riqueza de la realidad, y una de estas realidades es, precisamente, la familia, el matrimonio. La Iglesia es experta en este ámbito tan fundamental a través de la familia, a través de los esposos unidos en el matrimonio cristiano.

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[7.–] Deseo animaros. Vuestro trabajo es un apostolado pionero. Hay que darse cuenta de las dimensiones de este trabajo y estudiar la compleja realidad de la familia. Se ha de tener siempre una mayor conciencia y conocimiento, siempre de un modo más profundo de lo que significa ser esposos, padres, familia. La familia que, según el designio de Dios, es todavía, y lo será siempre, una realidad por descubrir, una “tierra desconocida”. Temo que sea siempre una tierra muy ignorada y desconocida para la humanidad contemporánea y, particularmente, para la occidental. Por eso, ha de ser más descubierta, redescubierta continuamente.

[OR (e. c.), 12.II.1989, 2]