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[1435] • JUAN PABLO II (1978-2005) • EL VERDADERO AMOR EN LA VIDA DE LA FAMILIA

De la Homilía de la Misa en el Santuario de Nuestra Señora de la Libertad, Poponguine (Senegal), 21 febrero 1992

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7. En este anuncio la Iglesia tiene viva conciencia de que debe proclamar el plan de Dios sobre el matrimonio y la familia. El relato evangélico que hemos escuchado nos muestra que uno de los primeros gestos de Jesús al comienzo de su ministerio fue el de asistir a una boda. Asistió en compañía de su Madre y de sus discípulos, para manifestar con su presencia y la de toda la Iglesia la gran estima que tiene del matrimonio y de la familia, uno de los bienes más preciosos de la humanidad.

Estimad también vosotros el matrimonio cristiano, que evangeliza el amor entre el hombre y la mujer y lo hace aún más humano. La gracia del sacramento consagra el compromiso de los esposos y les ayuda a construir el hogar estable del que cada uno de los esposos tiene necesidad para desarrollarse y, paralelamente, garantiza a los hijos un ambiente estable de amor al que tienen derecho para crecer y así poder afrontar la vida. Tal como vuestros pastores os han pedido con frecuencia, ¡vivificad vuestra familia abriendo vuestros corazones de esposos y padres a la presencia de Dios, fuente del amor verdadero!

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8. El mismo relato de las bodas de Caná nos muestra el papel discreto, pero eficaz, que desempeñó María, la nueva Eva, la Madre de los vivientes. Ejerciendo de modo ejemplar el servicio de intercesión, llega en ayuda de la joven pareja que la había invitado.

Muchachas senegalesas, os exhorto a contemplar a María y a imitarla. Acoged, como ella, la palabra de Dios y meditadla en vuestro corazón. Sed responsables y generosas para tener éxito en vuestra vida. Como María, pensad en los demás.

Y vosotras, mujeres senegalesas, madres orgullosas de vuestros hijos, preocupadas por algunos, abrumadas de dolor por otros, seguid contemplando a María en los días gloriosos de su Hijo Jesús y también en las horas sombrías de la Pasión, para manteneros en pie. Amas de casa, ocupadas en las tareas domésticas, humildes pero indispensables, acordaos de María en Nazaret. Mujeres senegalesas, que os halláis cada vez más comprometidas en la vida social y transmitís las tradiciones y la sabiduría popular, contemplad a María, vosotras que formáis la sensibilidad, la inteligencia y el corazón de vuestros niños.

En este santuario mariano, tan amado por la población senegalesa, encomendamos a la Santísima Virgen las actividades que se llevan a cabo en todo el país. Le pedimos que todos los que trabajan por el desarrollo del país en los proyectos más diversos en el sector de la agricultura, la ganadería, el artesanado, la hidráulica rural, los embalses, los silos, la industria y también la alfabetización, la sanidad y la higiene. ¡Que Nuestra Señora de la Liberación vele por las necesidades materiales de todos, tal como hizo en Caná! ¡Que siga siendo Madre de todos! Ésta es la oración que elevaré desde lo más profundo de mi corazón cuando corone su imagen.

[OR (e. c.), 28.II.1992, 7]