1992 05 16 0007

7. En una nación como la vuestra, en la que la mitad de la población está compuesta por personas que tienen menos de 18 años, la pastoral de la juventud merece una atención particular. A los jóvenes, que representan el futuro de Ruanda y que tienen sed de conocer la verdad, tal como pude constatar durante mi encuentro en el estado Amahoro, es oportuno transmitirles lo que da sentido a la vida y presentarles con entusiasmo el mensaje de Cristo, transmitido por su Iglesia. De lo contrario, esos jóvenes, a los que debemos mostrar nuestro afecto y confianza, correrán el riesgo de ser presas fáciles de la mentalidad neopagana de su entorno y sufrirán la tentación de ver en el desarrollo económico el único objetivo de su existencia.

Frente a la fragilidad del tejido familiar, estáis llamados a poner por obra una pastoral apropiada con el fin de ayudar a esos mismos jóvenes a fundar un hogar conforme al proyecto de Dios. Se necesitan reglas sanas de conducta moral para edificar sólidamente una familia cristiana. ¡Haced que vuestra voz se escuche claramente, de modo que los jóvenes aprendan a estimar el matrimonio y se preparen a asumir sus responsabilidades de esposos y padres! Recordadles que la salud de la sociedad tiene sus raíces en la familia, en la que el ser humano recibe las enseñanzas fundamentales que determinan su comportamiento de adulto. En efecto, en la familia nacen la fe y el sentido cívico.

[DP-76 (1992), 218]