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[1455] • JUAN PABLO II (1978-2005) • LA FAMILIA, SANTUARIO DE LA VIDA

Del Discurso Sono lieto, a los Obispos africanos encargados de la Pastoral Familiar, 2 octubre 1992

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2. La Iglesia, defendiendo y promoviendo el carácter sagrado del matrimonio y de la familia, responde fielmente al designio de Dios y colabora con el bien de la sociedad. En efecto, la persona, como sujeto y centro de relaciones, no puede experimentar un desarrollo plenamente humano fuera de la familia, comunidad de vida y de amor fecundo que sabe abrirse responsablemente al don de la vida (cfr. Gaudium et spes, 48). El amor auténtico es responsable, es decir, sabe responder a Dios, a la familia misma y a la sociedad por lo que se refiere al respeto del vínculo matrimonial y la educación integral de los hijos. Por esta razón, aun en medio de muchos desafíos y dificultades, la familia conserva grandísimas energías que derivan del designio eterno del Creador y de la gracia de Cristo redentor. La misión de la familia es grande y noble. Por ello, la pastoral familiar ocupa un lugar central en la misión de la Iglesia y es como el corazón de la nueva evangelización. Efectivamente, el futuro de la Iglesia y de la sociedad pasa a través de esa “Iglesia doméstica” que es la comunidad familiar.

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3. Como pastores a quienes el Señor ha puesto al servicio de su pueblo, seguid anunciando la identidad y la dignidad de la familia y velad por ella para que no le falten la justa atención y el apoyo necesario por parte de las autoridades públicas. Es evidente que una buena política familiar, basada en los principios fundamentales de la solidaridad y la subsidiariedad, constituye la mejor inversión para el Estado.

Es importante que los diversos Episcopados garanticen planes pastorales para la familia, tanto a nivel diocesano como a nivel nacional y también continental, a fin de que esta primera estructura fundamental de la “ecología humana” (cfr. Centesimus annus, 39) difunda efectivamente el oxígeno puro de los valores verdaderos.

Os imparto a todos vosotros mi Bendición, exhortándoos a perseverar con vigor renovado en vuestro trabajo en favor de las familias, de los movimientos apostólicos y de los agentes pastorales que en África se dedican al servicio del amor y de la vida.

[OR (e. c.), 13.XI.1992, 11]