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[1472] • JUAN PABLO II (1978-2005) • LA FAMILIA, ESPACIO NATURAL DE HUMANIDAD Y EVANGELIZACIÓN

De la Homilía en la celebración del Bautismo de  un grupo de 39 niños, 2 enero 1993

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2. A la luz de esa sublime y fundamental realidad sacramental, queridos padres y madres de estos niños, y también vosotros, queridos padrinos y madrinas, que habéis aceptado la elevada y meritoria responsabilidad de colaborar con los padres en la educación cristiana de los recién bautizados, sentíos comprometidos a ser para ellos testigos y modelos coherentes de fidelidad evangélica. Así, los acompañaréis en el camino de la existencia cristiana con vuestra fe ejemplar y el apoyo constante de vuestra oración, ayudándolos a responder con gozo a la llamada del Señor. No lo olvidéis: ¡se os han confiado tesoros preciosos!

San Pablo, en la lectura que acabamos de proclamar, nos repite que hemos sido bautizados en Jesucristo en virtud del misterio pascual de su muerte y resurrección: “Fuimos, pues, con él sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva” (Rm 6, 4).

El Redentor, además, acoge con afecto a los niños, como hemos escuchado en el evangelio: “Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis” (Mc 10, 14). Cristo nos indica claramente el respeto y la responsabilidad que se les deben. En la familia, querida por Dios como el lugar natural de la maduración humana y espiritual, a estos niños se les debe ayudar a tender con todas sus energías a la santidad, pues también ellos están llamados a ser apóstoles de su reino, a buscar la plena felicidad ultraterrena que se alcanza con la luz de la fe y la inocencia de la vida, simbolizadas por el cirio encendido y el vestido blanco.

[OR (e. c.), 8.I.1993, 3]