INICIO CRONOLOGICO DOCUMENTOS ESCRITURA CONCILIOS PAPAS AUTORES LUGARES MATERIAS EDICIONES
EDITORES

[1503] • JUAN PABLO II (1978-2005) • LA FAMILIA, SANTUARIO DEL AMOR Y LA VIDA

De la Homilía de la Misa en la Beatificación de Enrique de Ossó y Cervelló, Madrid (España), 16 junio 1993

1993 06 16 0005

5. Por ello, en esta celebración litúrgica, que ve reunidos a tan grande número de personas de la Archidiócesis de Madrid y las diócesis de Alcalá y Getafe, de la diócesis de Tortosa, patria del nuevo santo, y de las demás diócesis catalanas, así como de otros muchos lugares de la querida España, quiero dirigir un especial mensaje de aliento y esperanza a las familias españolas. A ellas, que son los santuarios del amor y de la vida (13), las exhorto a ser verdaderas “Iglesias domésticas”, lugar de encuentro con Dios, centro de irradiación de la fe, escuela de vida cristiana. “El futuro de la humanidad se fragua en la familia; por consiguiente, es indispensable y urgente que todo hombre de buena voluntad se esfuerce por salvar y promover los valores y exigencias de la familia” (14). Son bien conocidos los problemas que en nuestros días asedian al matrimonio y a la institución familiar; por eso, es necesario presentar con autenticidad el ideal de la familia cristiana, basado en la unidad y fidelidad del matrimonio, abierto a la fecundidad, guiado por el amor. Y ¿cómo no expresar vivo apoyo a los reiterados pronunciamientos del Episcopado español en favor de la vida y sobre la ilicitud del aborto? Exhorto a todos a no desistir en la defensa de la dignidad de toda vida humana, en la indisolubilidad del matrimonio, en la fidelidad del amor conyugal, en la educación de los niños y de los jóvenes siguiendo los principios cristianos, frente a ideologías ciegas que niegan la trascendencia y a las que la historia reciente ha descalificado al mostrar su verdadero rostro.

13. cf. Centesimus annus, 39 [1991 05 01/ 39].

14. Familiaris consortio, 86 [1981 11 22/ 86].

1993 06 16 0006

6. Que en el seno de los hogares cristianos, los jóvenes, que son la gran fuerza y esperanza de un pueblo, puedan descubrir ideales altos y nobles que satisfagan las ansias de sus corazones y les aparte de la tentación de una cultura insolidaria y sin horizontes que conduce irremediablemente al vacío y al desaliento. La educación de los niños y jóvenes, queridos hermanos y hermanas, sigue teniendo una importancia fundamental para la misión de la Iglesia y para la misma sociedad civil. Por eso es preciso que los padres y madres cristianos sigan afirmando y sosteniendo el derecho a una escuela católica, auténticamente libre, en la que se imparta una verdadera educación religiosa y en la que los derechos de la familia sean convenientemente atendidos y tutelados. Todo ello redundará en beneficio del bien común, ya que la instrucción religiosa contribuye a preparar ciudadanos dispuestos a construir una sociedad que sea cada vez más justa, fraterna y solidaria.

Jóvenes que me escucháis: dejadme repetiros lo que ya os dije en Santiago de Compostela, en la Jornada Mundial de la Juventud: “¡No tengáis miedo a ser santos!”. Seguid a Jesucristo, que es fuente de libertad y de vida. Abríos al Señor para que Él ilumine todos vuestros pasos. Que Él sea vuestro tesoro más querido; y si os llamara a una intimidad mayor en la vida sacerdotal o religiosa, no cerréis vuestro corazón. La docilidad a su llamada no mermará en nada la plenitud de vuestra vida: al contrario, la multiplicará, la ensanchará hasta abrazar con vuestro amor los confines del mundo. ¡Dejaos amar y salvar por Cristo, dejaos iluminar por su poderosa luz! Así seréis luz de vida y de esperanza en medio de esta sociedad.

[AAS 86 (1994), 283-284]

 

© Javier Escrivá-Ivars y Augusto Sarmiento. Universidad de Navarra