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[1530] • JUAN PABLO II (1978-2005) • LA FAMILIA, PRIMER ÁMBITO DE LA NUEVA EVANGELIZACIÓN

Del Discurso È motivo per me, a un grupo del “Camino Neocatecumenal”, 17 enero 1994

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3. Hoy todos admiten la grave crisis que afecta a la familia, y ésa es la causa de los males más profundos de la sociedad contemporánea. Precisamente por eso, la Iglesia, haciendo suya la iniciativa de las Naciones Unidas, ha declarado 1994 Año de la Familia. Ciertamente, vuestra experiencia de muchos años en el Camino os habrá enseñado que la pequeña comunidad, sostenida por la palabra de Dios y la Eucaristía dominical, se convierte en lugar de comunión, donde la familia recupera el sentido y la alegría de su misión fundamental de transmitir la vida natural y la sobrenatural. La familia no puede delegar esa misión primordial a otros. Desde los tiempos más antiguos vemos que, en el pueblo de Dios, la familia se presenta como primer ámbito de evangelización, de acuerdo con lo que leemos en el Deuteronomio: “Esas palabras [...] se las repetirás a tus hijos, les hablarás de ellas tanto si estás en casa como si vas de viaje, así acostado como levantado” (Dt 6, 7). Así, vuestras familias redescubren la oración diaria con sus hijos y sobre todo la celebración doméstica realizada el día del Señor, en la que el padre y la madre abren el texto sagrado, lo leen y lo comentan, y los hijos pueden abrirse en un diálogo iluminado por el Espíritu Santo. Esa costumbre se halla ya reflejada en la carta en que San Pablo recuerda a Timoteo que su madre y su abuela, desde su infancia, lo iniciaron en la Sagrada Escritura (cf. 2 Tm 1, 5; 3, 14-15).

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4. A esa luz, por consiguiente, no es difícil comprobar los frutos del Camino neocatecumenal: las familias reconciliadas, abiertas a la vida y agradecidas con respecto a la Iglesia, se ofrecen a llevar el anuncio del Evangelio hasta los confines de la tierra. Yo mismo, en otras ocasiones, tuve oportunidad de entregar el crucifijo a familias que estaban a punto de partir hacia las zonas más pobres y descristianizadas. De esas familias están surgiendo ahora muchísimas vocaciones. Muchachas que abrazan la vida religiosa y contemplativa, muchachos orientados hacia el sacerdocio en los seminarios locales y en los seminarios diocesano-misioneros Redemptoris mater, instituidos para prestar ayuda a las Iglesias que, por su escasez de clero, atraviesan graves dificultades. Así se está haciendo realidad el deseo del Vaticano II: “Recuerden, pues, los presbíteros que deben llevar atravesada en su corazón la solicitud por todas las Iglesias [...]. Para este fin pueden constituirse algunos seminarios internacionales” (Presbyterorum ordinis, 10).

[E 54 (1994), 327]