INICIO CRONOLOGICO DOCUMENTOS ESCRITURA CONCILIOS PAPAS AUTORES LUGARES MATERIAS EDICIONES
EDITORES

[1544] • JUAN PABLO II (1978-2005) • LA PRECARIEDAD DEL TRABAJO Y LA FALTA DE VIVIENDAS DIGNAS, AMENAZAS CONTRA LA FAMILIA

Del Discurso Sono lieto, a la Junta y Consejo Provincial de Roma (Italia), 7 febrero 1994

1994 02 07 0002

2. El Año que acaba de iniciarse está dedicado de manera particular a la familia. La Iglesia, en sintonía con la iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas, ha establecido, como es sabido, un Año de oración y de reflexión por la familia. De ese modo, desea ofrecer su contribución específica a fin de que se preste la atención debida a esta primera y fundamental “célula” de la sociedad. “Fundada sobre el amor y abierta al don de la vida –como ha recordado en el reciente Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz–, la familia es el futuro de la sociedad” (1). El valor insustituible que la institución familiar representa para toda la humanidad, por tanto, está comprendido adecuadamente, tutelado y sostenido en todos sus aspectos.

Si se considera bien, no pocas de las tensiones y disfunciones sociales tienen su origen en la alteración de unas relaciones sociales correctas, que, a su vez, repercuten negativamente en la misma familia. Entre las causas que inciden desfavorablemente en la institución familiar, está, ciertamente, la preocupante carencia de viviendas. El problema de la casa constituye una amenaza real para la estabilidad y armonía de la familia. Piénsese en los desalojos, en la persistente dificultad para encontrar pisos a precios accesibles, en la situación de tantos jóvenes obligados a posponer la celebración del matrimonio por la imposibilidad de encontrar vivienda. Considérese el hecho a que se ven obligados tantos, de vivir en condiciones de precariedad y sin vivienda estable. Y, a la vez, no pocas casas, según afirman los mismos responsables de la Administración, permanecen sin ocupar, a veces simplemente debido a la especulación económica.

1. Giovanni Paolo II, 12 dicembre 1993, n. 2. [1993 12 08/2]

1994 02 07 0003

3. También el trabajo es para las familias un motivo de inquietud. Basta pensar en la precariedad del puesto de trabajo, en la dificultad que tienen los jóvenes para encontrar salidas laborales, en los riesgos hoy frecuentes de reducir los puestos de trabajo. Entre otras cosas, con frecuencia, los hijos se ven privados, debido a las exigencias del trabajo, de la adecuada presencia de los padres, de la que, por naturaleza, tienen nece sidad. A este propósito, se subraya que, junto a la justa preocupación por asegurar a la familia los servicios sociales adecuados, es deseable de parte del Estado un mayor apoyo a cuantos, en el seno de la familia, renuncian a posibles ventajas económicas a fin de ocuparse personalmente de la educación de los hijos.

Ha de considerarse el tema con perspectiva de futuro: una previsora y equilibrada formación de las nuevas generaciones permitirá poner las bases para construir un futuro más sereno y solidario para todos. Mediante una política previsora, capaz de responder a las necesidades reales de la familia, se podrán crear los presupuestos de la deseada renovación de la sociedad.

Para ese empeño de renovación y progreso, la comunidad cristiana no dejará de prestar su aportación específica en un espíritu de leal colaboración con las demás estructuras territoriales. Se dirigirá, de manera particular, a garantizar la tutela y promoción de los valores de la familia, sin los cuales es difícil llevar a cabo proyectos válidos de solidaridad y de paz.