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[1574] • JUAN PABLO II (1978-2005) • EL VALOR PERMANENTE DE LA FAMILIA FUNDADA EN EL MATRIMONIO

Del Discurso Mi saludo, a la Conferencia Episcopal de Santo Domingo, en la visita ad limina, 25 marzo 1994

1994 03 25 0008

8. Me alegra saber que, entre vuestras prioridades pastorales, está la de “defender, alentar, apoyar y ayudar” a la familia dominicana, como habéis señalado en el reciente documento colectivo “Consolidemos la familia”. Os invito a continuar en esta tarea pastoral en favor del valor permanente de la familia, fundada en el matrimonio, pues es una institución del Creador y un sillar para la edificación de la Iglesia y de la sociedad.

Ella es “camino común, aunque particular, único e irrepetible, como irrepetible es todo hombre; un camino del cual no puede alejarse el ser humano” (1). Me asocio, pues, a vuestro llamado para que toda la comunidad dominicana y, en especial, quienes detentan responsabilidades en el ámbito político, legislativo y social, muestren su solidaridad hacia aquellas familias particularmente afectadas por la pobreza para que, con el esfuerzo común, puedan salir de su estado de postración y ocupar en la sociedad el puesto que les corresponde como ciudadanos e hijos de Dios.

Un factor que se está revelando disgregador en el seno de las familias es la acción proselitista de las sectas, que, además de minar la identidad cultural del pueblo dominicano, son también, en no pocos casos, causa de ruptura de la unidad familiar. Sé que éste es un tema que os preocupa y que, por otra parte, ha evidenciado una evangelización no suficientemente profunda en ciertos sectores del Pueblo de Dios, en especial entre la gente sencilla. La Iglesia debe preguntarse cuál es el desafío que las sectas fundamentalistas plantean a la propia acción pastoral y a la formación cristiana de los fieles. Es importante, por ello, instruir, mediante una creciente actividad de catequesis, a todo el pueblo fiel, para que conozca la verdadera doctrina de Jesucristo y las enseñanzas de la Iglesia, que es Madre y Maestra de nuestra fe. Ante estos desafíos, deseo animaros a vosotros y a todos los agentes de pastoral a perseverar en el fervor y en la acción evangelizadora con constante y renovada solicitud.

A intensificar la catequesis y la pastoral de los sacramentos, especialmente la frecuencia del sacramento de la penitencia y la participación en la Eucaristía.

[O.R. (e.c.), 1.IV.1994, 9]

1. Ioannis Pauli PP. II Gratissimam Sane, 2. [1994 02 02ª/2]

 

© Javier Escrivá-Ivars y Augusto Sarmiento. Universidad de Navarra