[1576] • JUAN PABLO II (1978-2005) • LOS SACERDOTES, CORRESPONSABLES DE LA CAUSA DE LA FAMILIA EN LA IGLESIA Y EN EL MUNDO
De la Homilía en la Misa Crismal, 31 marzo 1994
1994 03 31 0003
3. Junto con la carta que todos los años se entrega con ocasión del Jueves Santo, los sacerdotes reciben este año la “Carta a las familias”. Quiera Dios que se sientan corresponsales activos de la gran causa que constituye la familia en la Iglesia y en el mundo.
Al renovar las promesas sacerdotales, recordemos con gratitud a las familias en que hemos nacido y en que surgió nuestra vocación al sacerdocio ministerial. Pensemos en nuestros padres, en nuestros hermanos y hermanas, en todos los que, desde nuestros primeros años de la vida, han estado presentes en el camino de nuestra llamada, así como en todos aquellos hacia quienes nos sentimos deudores. Pensemos en todos, tanto en los que viven como en los que están ya en la casa del Señor.
Toda familia debe sentirse abrazada por nosotros con el mismo amor con que Cristo la abrazó en el momento de la institución del sacramento del amor. Ojalá que toda familia vea este corazón de Cristo, que tanto nos amó, un corazón que ahora, el Viernes Santo, es traspasado en la cruz.
Así, en la Iglesia, el Año de la familia ha de convertirse en “el año de gracia del Señor” (cf. Is 61, 2).
[O.R. (e.c.), 8.IV.1994, 2]
1994 03 31 0003
3. Insieme alla Lettera che ogni anno viene consegnata nell’occasione del Giovedì Santo, i sacerdoti ricevono quest’anno la Lettera alle famiglie. Possano essi sentirsi attivamente corresponsabili della grande causa costituita dalla famiglia nella Chiesa e nel mondo.
Rinnovando le promesse sacerdotali, ricordiamo con gratitudine le famiglie in cui siamo nati ed in cui è sbocciata la nostra vocazione al sacerdozio ministeriale. Pensiamo ai genitori, ai fratelli, alle sorelle, a tutti coloro che, sin dai primi anni della vita, sono stati presenti sulla via della nostra chiamata, come pure a tutti coloro verso i quali ci sentiamo debitori, a tutti se vivono, a tutti se sono già nella Casa del Signore.
Ogni famiglia si senta abbracciata da noi con lo stesso amore con cui Cristo l’ha abbracciata nel momento dell’istituzione del Sacramento dell’Amore. Ogni famiglia veda questo cuore di Cristo che ha tanto amato, un cuore che ora, Venerdì Santo, viene trafitto sulla croce.
L’Anno della famiglia diventi così, nella Chiesa, “l’anno di grazia del Signore” (1).
[Insegnamenti GP, 17/1, 851-852]
1. Cfr. Is. 61, 2.