[1585] • JUAN PABLO II (1978-2005) • LA IMPORTANCIA DEL EJEMPLO Y TESTIMONIO DE LOS ESPOSOS CRISTIANOS
Del Discurso It is a great joy, a la Conferencia Episcopal de Kenya, en la visita ad limina, 25 abril 1994
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5. La celebración del Año Internacional de la familia por parte de la Iglesia me inspira otro pensamiento. Como pastores conocéis bien la importancia del ejemplo y el testimonio que dan los esposos cristianos. En cierto sentido, la fuerza de los matrimonios cristianos y de la vida familiar cristiana es la medida de la penetración del Evangelio en una cultura determinada. Como afirma la constitución pastoral Gaudium et spes: “En los gozos y sacrificios de su vocación por medio de su fiel amor, sean testigos de aquel misterio de amor que el Señor con su muerte y resurrección reveló al mundo” (n. 52). Y como los padres del Concilio nos recuerdan en otro lugar, ese testimonio del misterio pascual es “valiosísimo [...] siempre y en toda partes, pero de manera especial en las regiones en que se esparcen las primeras semillas del Evangelio, o la Iglesia se halla en sus comienzos” (Apostolicam actuositatem, 11). Ésta es seguramente la voz del Espíritu, que habla a las Iglesias que están en África, ¿No vemos aquí una promesa del Paráclito de que el poder espiritual se derramará en el continente africano cuando los fuertes vínculos familiares, que han sido una característica excepcional de la sociedad africana, se transformen y profundicen gracias a su acción en el sacramento del matrimonio? Como “una ciudad situada en la cima de un monte” (Mt 5, 14), los hogares cristianos africanos se transformarán así en faros que muestren cómo el nuevo Adán venció el pecado y restauró la inocencia otorgada a la familia humana en el momento de la creación (cf. Proclamación pascual, “Exsultet”).
Como se ha destacado frecuentemente durante este Sínodo, el futuro de la Iglesia en África depende en gran medida de los esfuerzos que se hagan en favor de la catequesis y la formación de los laicos en todos los niveles. Para que los seglares “hagan manifiesto a Cristo ante los demás, primordialmente mediante el testimonio de su vida, por la irradiación de la fe, la esperanza y la caridad” (Lumen gentium, 31), tanto en sus hogares como en sus relaciones sociales, es indispensable una adecuada formación (cf. Christifideles laici, 59-60). Esto es tan importante, que hay que poner buenas bases durante la infancia, reforzándolas en la adolescencia y la mayoría de edad. Cuando los fieles laicos alcancen su plena madurez, estarán preparados para desempeñar su misión como levadura de la sociedad. La prioridad que habéis dado a la catequesis de los jóvenes y a la atención de las familias en vuestros planes pastorales muestra claramente su importancia.
[O.R. (e.c.), 6.V.1994, 11]
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5. A further thought is inspired by the Church’s celebration of the International Year of the Family. As Pastors you well know the im portance of the example and testimony given by Christian spouses. In a sense, the strength of Christian marriages and of Christian family life is the measure of the penetration of the Gospel in a given culture. As the Pastoral Constitution “Gaudium et Spes” states: “By the joys and sacrifices of their vocation and through their faithful love, married people become witnesses of the mystery of that love which the Lord revealed to the world by his dying and his rising up to life again” (1). And as the Fathers of the Council remind us in another place, this testimony to the Paschal Mystery, while “priceless... at all times and places”, is particularly so “in areas where the seeds of the Gospel are being sown, or where the Church is still in her infancy” (2). This is surely the voice of the Spirit speaking to the Churches of Africa. Do we not sense here a promise from the Paraclete about the spiritual power to be unleashed on the Continent when strong family ties, which have been an outstanding characteristic of African society, are transformed and deepened by his action in the Sacrament of Matrimony? Like “cities set on mountains” (3), the Christian homes of Africa will be so many beacons of light showing how the New Adam conquered sin and restored the innocence bestowed upon the human family at its creation (4).
As has frequently been pointed out at the present Synod, the future of the Church in Africa depends greatly on the energies given to catechesis and formation of the laity at every level. In order that in their homes, as well as in all their social relationships, the laity “can make Christ known to others, especially by a life resplendent in faith, hope and charity” (5), adequate formation is indispensable (6). It is so important that sound foundations be laid during childhood, and reinforced during adolescence and early adulthood. When they reach full maturity, the lay faithful will thus be equipped to play their proper role as a leaven in society. The high priority given to the catechesis of the young and the care of families in your pastoral planning is a clear recognition of this fact.
[Insegnamenti GP II, 17/1, 1014-1016]
1. Gaudium et Spes, 52. [1965 12 07c/52]
2. Apostolicam Actuositatem, 11. [1965 11 18/11]
3. Mt. 5, 14.
4. Cfr. Nuntius paschalis “Exsultet”. [1994 04 03/6]
5. Lumen Gentium, 31.
6. Cfr. Ioannis Pauli PP. II Christifideles Laici, 59-60.