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[1636] • JUAN PABLO II (1978-2005) • NO HACER LLORAR A LOS PADRES

Del Saludo en el Encuentro con los Niños, en la Plaza del Arzobispado, Siracusa (Italia), 6 noviembre 1994

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1. El último encuentro de mi visita está dedicado a vosotros. Bienaventurados los últimos –decía Jesús–, porque serán los primeros, y es justo que sea así. Doy las gracias a vuestro arzobispo que me ha invitado a su casa, desde donde puedo abarcar con la mirada a todos los que estáis reunidos en esta hermosa e histórica plaza. Y también puedo veros sin la lluvia. Sería hermoso también con la lluvia, pero ¡mejor sin ella!

Sabéis que esta mañana, aquí en Siracusa, he consagrado una nueva iglesia: el santuario de la Virgen de las Lágrimas. Ahora quiero preguntamos: ¿por qué llora la Virgen? Llora por el mal que hay en el mundo, que hace sufrir a su hijo Jesús. ¿Y quién la hace llorar? Nosotros, cuando nos portamos mal con Dios y con el prójimo; cuando no ponemos en práctica el mandamiento de Jesús.

Pensemos ahora: ¿alguna vez hizo llorar Jesús a su madre María? Cuando era niño, muchacho como vosotros, ¿hizo llorar alguna vez a su madre? Ciertamente no. Sabemos que una vez hizo que se preocupara ella, y también san José, cuando, a los doce años, se quedó en el templo de Jerusalén. Pero había un motivo: tenía que dar a conocer la misión que el Padre celestial le había encomendado en servicio de toda la humanidad. Pero después volvió con sus padres a su casa de Nazaret, y fue siempre obediente, lleno de bondad y sabiduría.

Quisiera deciros a todos: ¡no deis nunca disgustos a vuestros padres! No hagáis llorar nunca ni a vuestra madre ni a vuestro padre. Sólo podéis hacerlos llorar de alegría, portándoos bien, pues eso es algo hermoso. Ciertamente, también la Virgen se alegraba y se conmovía cuando veía a Jesús que rezaba, que ayudaba en casa y en el taller, que era bueno y amigo de todos. Espero que vuestros padres derramen esas lágrimas de alegría, por vuestro buen comportamiento.