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[1675] • JUAN PABLO II (1978-2005) • LA SANTIDAD DEL MATRIMONIO

De la Homilía de la Misa en la Beatificación de Pedro To Rot, Port Moresby (Papúa Nueva Guinea), 17 enero 1995

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5. En tiempos de persecución, la fe de las personas y de las comunidades “se prueba con fuego” (1 P 1, 7). Con todo, Cristo nos dice que no hay razón para tener miedo. Los que son perseguidos por su fe serán más elocuentes que nunca: “Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros” (Mt 10, 20). Así sucedió con el beato Peter To Rot. Cuando la aldea de Rakuni fue ocupada, durante la segunda guerra mundial, y después de que los heroicos sacerdotes misioneros fueron encarcelados, él asumió la responsabilidad de la vida espiritual de sus habitantes. No sólo continuó instruyendo a los fieles y visitando a los enfermos, sino que también bautizó, fue testigo de los matrimonios y presidió las oraciones.

Cuando las autoridades legalizaron y alentaron la poligamia, el beato Peter, sabiendo que eso iba contra los principios cristianos, denunció con energía tal práctica. Gracias al Espíritu de Dios que moraba en él, proclamó con valentía la verdad sobre la santidad del matrimonio. Rechazó tomar “el camino más fácil” (cf. Mt 7, 13) del compromiso moral. “Debo cumplir mi deber como testigo de Jesucristo en la Iglesia”, declaró. No se amedrentó por el temor al sufrimiento y a la muerte. Durante su último encarcelamiento, Peter To Rot permaneció sereno, incluso alegre. Dijo a la gente que estaba dispuesto a morir por la fe y por su pueblo. [...]

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7. Me alegra de manera especial el hecho de que haya aquí tantos catequistas de todo Papúa Nueva Guinea. Vosotros, queridos catequistas, sois “testigos directos, evangelizadores insustituibles, (...)la fuerza básica de las comunidades cristianas” (Redemptoris missio, 73). Desde los comienzos, la obra de los catequistas seglares en Papúa Nueva Guinea ha prestado “una ayuda singular y enteramente necesaria para la expansión de la fe y de la Iglesia” (Ad gentes, 17). En nombre de toda la Iglesia os agradezco la obra que lleváis a cabo. Que Dios os premie y bendiga a cada uno.

El ejemplo de este mártir habla también a los esposos. El beato Peter To Rot tenía en gran estima el matrimonio y, a pesar del gran peligro personal que corría y de la oposición, defendió la doctrina de la Iglesia sobre la unidad del matrimonio y la necesidad de la fidelidad recíproca. Trató a su mujer Paula con gran respeto, y oraba con ella por la mañana y por la tarde. Hacia sus hijos sentía un profundo afecto y pasaba con ellos la mayor parte de su tiempo. Si las familias son buenas, vuestras aldeas serán pacíficas y buenas. Manteneos fieles a las tradiciones que defienden y afianzan la vida familiar.

[DP-11 (1995), 18]