INICIO CRONOLOGICO DOCUMENTOS ESCRITURA CONCILIOS PAPAS AUTORES LUGARES MATERIAS EDICIONES
EDITORES

[1782] • JUAN PABLO II (1978-2005) • LA PASTORAL DE LA FAMILIA Y LA DEFENSA DE LA VIDA

Del Discurso Im vergangenen Dezember, a la Conferencia Episcopal Alemana, en Paderborn (Alemania), 22 junio 1996

1996 06 22 0008

8. El problema de la promoción de las vocaciones, naturalmente, no puede afrontarse separado de la cuestión de la transmisión de la fe. Para poder transmitir la fe es decisivo el papel de la familia: es la iglesia doméstica. También desde este punto de vista, la pastoral de la familia es una piedra angular decisiva para el trabajo pastoral eclesial, sobre todo por lo que atañe a nuestra responsabilidad sobre la indisolubilidad del matrimonio y la santidad de la familia. Es una obligación particular que tenemos con respecto a los jóvenes y a las generaciones futuras. La situación y el papel de la mujer en la sociedad están estrechamente vinculados con los problemas de la familia. “No hay duda de que la igual dignidad y responsabilidad del hombre y de la mujer justifican plenamente el acceso de la mujer a las funciones públicas. Por otra parte, la verdadera promoción de la mujer exige también que sea claramente reconocido el valor de su función materna y familiar respecto a las demás funciones públicas y a las otras profesiones. Por otra parte, tales funciones y profesiones deben integrarse entre sí, si se quiere que la evolución social y cultura sea verdadera y plenamente humana” (Familiaris consortio, 23).

Dentro de la familia la mujer tiene una función insustituible y de primer plano en la transmisión de la vida y en la educación de los hijos. Como resultado del desarrollo social, hoy asistirnos a un alarmante debilitamiento de la relación entre madres e hijos. Prestad atención sobre todo a que en la legislación social no se proceda a costa de los más débiles, que no están representados por ningún grupo en los órganos constitucionales, o solamente por una minoría.

1996 06 22 0009

La defensa de la vida

9. Naturalmente, este problema se extiende también a la tutela de la vida. La Iglesia defiende la vida humana sin ningún tipo de componendas, desde su inicio hasta su fin. “¿Como puede haber libertad donde la vida, toda vida humana, no es acogida y amada? ¿Cómo puede existir auténtico progreso social cuando se justifican y se legalizan los ataques y las amenazas contra la vida del hombre, don gratuito del amor providente de Dios? (...). La vida debe ser siempre defendida, acogida con amor y acompañada con constante respeto” (“Ángelus” del 3 de febrero de 1991).

Resulta cada vez más urgente también la necesidad de luchar contra toda forma de eutanasia. “En efecto, cuando prevalece la tendencia a apreciar la vida sólo en la medida en que da placer y bienestar, el sufrimiento aparece como una amenaza insoportable, de la que es preciso librarse a toda costa” (Evangelium vitae, 64). La eutanasia es una grave violación de la ley divina, pues se trata de dar muerte de forma intencional a una persona humana. A este respecto, os agradezco sinceramente vuestra iniciativa común Morir rodeados por la vida, que habéis tomado juntamente con las Iglesias evangélicas en Alemania.

Por lo que atañe al problema del trasplante de órganos en relación con la determinación del momento de la muerte, os remito a las indicaciones que da al respecto la encíclica Evangelium vitae, sobre todo con vistas a la valoración de los proyectos de ley que el Parlamento alemán deberá examinar.

Vinculado con la ley sobre la consultoría para conflictos relativos al embarazo, está la decisión sobre la asociación de los consultores eclesiales a la consultoría reglamentada por el Estado. Es preciso preparar y tomar esa decisión con gran atención, conscientes de nuestra responsabilidad ante Dios y ante los hombres. Nuestra fe afirma claramente que las instituciones eclesiales no pueden hacer nada que pueda servir de alguna manera para justificar el aborto.

[E 56 (1996), 1072-1073]