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[1806] • JUAN PABLO II (1978-2005) • EL RESPETO A LA FAMILIA Y A LA VIDA DESDE SU CONCEPCIÓN, GARANTÍA DE PROGRESO

Del Discurso This is indeed, a la Embajadora de Sudáfrica ante la Santa Sede, en la  presentación de las Cartas Credenciales, 12 diciembre 1996

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[4.–] En el esfuerzo que África del Sur lleva a cabo para continuar e incrementar los planes y programas de desarrollo, no se ha de perder de vista uno de sus mejores recursos naturales: la familia. El año pasado en la Cumbre Mundial del Desarrollo celebrada en Conpenhague, un tema que salió una y otra vez en los debates y que aparece repetidamente en la declaración oficial final es la afirmación de que la familia es la célula básica de la sociedad y que, como tal, debe ser protegida y defendida. En efecto, la sociedad entera está enraizada profundamente en la familia, y cualquier debilitamiento de la familia no puede menos de ser un foco potencial de desgracias.

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[5.–] En esta línea, la vida misma jamás puede ser minusvalorada o despreciada. El respeto a la vida de cualquier ser humano –incluidos los no nacidos, los ancianos y los enfermos– es la medida de la grandeza de una sociedad. El derecho a la vida es el fundamento de todos los demás derechos humanos, el factor esencial del valor y de la promoción de la dignidad de la persona humana, de la consolidación del tejido social y de la garantía que tienen los pueblos y las naciones de su propia seguridad.

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[6.–] Precisamente, su profundo respeto por la vida y su vivo interés por la promoción de los derechos y la dignidad humanos es la razón de que la Iglesia participe activamente en la búsqueda del auténtico desarrollo. Éstos son los objetivos que se propone en los servicios que presta, especialmente en los ámbitos de la educación, el cuidado de la salud y el servicio social. A este respecto, aprecio sinceramente las palabras de Su Excelencia sobre la contribución de la Iglesia a la construcción de la sociedad de África del Sur. Tengo la seguridad de que, con las nuevas garantías constitucionales de los derechos y de la libertad, los católicos de su nación, como testigos fieles del Evangelio de Cristo, y en colaboración con los demás conciudadanos de África del Sur, continuará trabajando a favor del bien común.