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[1885] • JUAN PABLO II (1978-2005) • LA PARTICIPACIÓN DE LOS PADRES EN LA VIDA ESCOLAR

Del Discurso Sono particolarmente lieto, a la Asociación de Padres  de Alumnos de las Escuelas Católicas de Italia, 6 junio 1998

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1. [...] La familia y la escuela católica son dos realidades sociales ante las cuales la Iglesia tiene una solicitud constante. Podríamos decir que vuestra Asociación constituye casi una síntesis de esas realidades, pues se propone garantizar a las generaciones jóvenes las condiciones necesarias para crecer y madurar en la vida espiritual, cultural y civil.

Durante los últimos veinte años la Asociación ha contribuido en Italia, de modo considerable, a superar una larga historia de olvido de la escuela católica y a atraer la atención del mundo político y de la opinión pública hacia el problema de la libertad de educación. Estoy seguro de que la reciente aprobación de los nuevos Estatutos por parte de la Conferencia episcopal italiana favorecerá aún más vuestro compromiso, dirigido sobre todo a la formación de los padres.

En efecto, la atención a la dimensión formativa resulta particularmente urgente, porque se os pide no sólo que reivindiquéis derechos, sino sobre todo que participéis de forma creativa y constructiva en la vida de la escuela católica, en el ámbito eclesial, educativo y social.

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3. Los padres son portadores de la sensibilidad y de las expectativas presentes en la sociedad; son el puente natural entre la escuela católica y la realidad de su entorno. Por eso, a ellos les corresponde presentar a la escuela las sugerencias relativas a las orientaciones que tiene que dar a sus hijos y compartir con el personal docente las intervenciones formativas específicas, en las que la familia está llamada a participar responsablemente.

El hecho de servir de “puente” entre la escuela y la sociedad exige, además, que los padres y sus asociaciones atraigan la atención de los políticos hacia los problemas relacionados con la educación de sus hijos y la escuela católica, interviniendo en los cambios que se producen en la sociedad y en la definición de los proyectos de reforma del sistema escolar italiano.

En este marco, os renuevo mi deseo de que pronto se llegue a aprobar, también en Italia, una ley de igualdad que reconozca, como en muchos otros países de Europa y del mundo, el valioso servicio que presta la escuela católica y garantice a los padres la plena libertad de elección de la orientación educativa para sus hijos.

Queridos padres, las escuelas que frecuentan vuestros hijos surgieron del carisma y de la intuición, a menudo profética, de hombres y mujeres que dejaron en la Iglesia una estela luminosa de santidad. Ojalá que el redescubrimiento de las maravillas que el Espíritu Santo obró en su vida os sostenga en vuestro esfuerzo diario por orientar a vuestros hijos hacia los valores perennes del Evangelio y hacia la persona viva de Cristo. Espero, asimismo, que la escuela católica sepa acoger y valorar vuestro carisma de padres.

Con estos deseos, os encomiendo a la protección de la Virgen María y de san José, modelos de los padres cristianos, y, a la vez que os animo a proseguir vuestro meritorio servicio a la escuela católica, os bendigo a todos con afecto.

[OR (e.c.) 19.VI.1998, 8]