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[1923] • JUAN PABLO II (1978-2005) • GRANDEZA Y DIGNIDAD DEL AMOR CONYUGAL

Del Discurso Con gusto, a los Obispos de la Conferencia Episcopal de  Puerto Rico, en la visita ad limina, 11 septiembre 1999

1999 09 11 0005

5. [...] Por lo que atañe a la familia, elemento constitutivo de la sociedad, sé que Puerto Rico está atravesando un período de particular dificultad, como evidencia el creciente número de divorcios y el elevado porcentaje de niños que nacen fuera del matrimonio. Esto hace sentir la urgente necesidad de promover una catequesis que ilustre la grandeza y dignidad del amor conyugal según el designio divino, así como sus exigencias por el bien de la pareja y de los hijos. La familia, como “iglesia doméstica”, está llamada a ser el ámbito donde los padres transmiten la fe cristiana, siendo “para sus hijos los primeros anunciadores de la fe con su palabra y con su ejemplo” (Lumen gentium, 11)[1]. Os invito, pues, a no ahorrar esfuerzos en la pastoral familiar, preparando núcleos de familias que sean también catequistas de las demás con la palabra y el propio testimonio de vida.

Como consecuencia de lo anterior, hay que cuidar celosamente de la educación de la infancia y de la juventud. En efecto, “los jóvenes son una gran fuerza social y evangelizadora. Constituyen una parte numerosísima de la población en muchas naciones de América. En el encuentro de ellos con Cristo vivo se fundan la esperanza y las expectativas de un futuro de mayor comunión y solidaridad para la Iglesia y las sociedades de América” (Ecclesia in America, 47). Procurad, pues, que la nueva evangelización llegue al mundo de los jóvenes a través de grupos, movimientos y asociaciones que les impulsen a participar en la vida eclesial y también en acciones de solidaridad con los más necesitados. La formación de la juventud no debe distanciarse de la educación religiosa y moral que deben ofrecer las escuelas y universidades católicas. Para ello se ha de cuidar con esmero la formación religiosa, humana y cultural de los educadores, para que garanticen y completen la transmisión de los valores que debería iniciarse en cada familia.

[OR 12.IX.1999, 5]

[1]. [1964 11 21a/ 11]

 

© Javier Escrivá-Ivars y Augusto Sarmiento. Universidad de Navarra