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[1933] • JUAN PABLO II (1978-2005) • EL “EVANGELIO DE LA VIDA”

De la Exhortación Apostólica  postsinodal Ecclesia in Asia, 6 noviembre 1999

1999 11 06a 0035

35. El servicio en favor del desarrollo humano comienza con el servicio a la vida, que es un gran don que Dios nos ha regalado: nos lo encomienda como proyecto y como responsabilidad. Por tanto, somos los custodios de la vida, no sus propietarios. Hemos recibido libremente el don y, con actitud de agradecimiento, no podemos nunca dejar de respetarlo y defenderlo, desde su inicio hasta su fin natural. Desde su concepción, la vida humana implica la acción creadora de Dios y mantiene siempre un vínculo especial con el Creador, fuente de la vida y su único fin. No hay verdadero progreso ni verdadera sociedad civil ni tampoco auténtica promoción humana sin el respeto a la vida humana, especialmente a la de todos los que carecen de voz para defenderse. La vida de cada persona, tanto la del niño en el seno materno como la del enfermo, la del discapacitado o la del anciano, es un don para todos.

Acerca de la santidad de la vida humana, los padres sinodales reafirmaron de manera incondicional la enseñanza del concilio Vaticano II y del Magisterio posterior, como la de mi carta encíclica Evangelium vitae. Juntamente con ellos, exhorto a los fieles de sus países, donde la cuestión demográfica se usa a menudo como argumento para la necesidad de introducir el aborto y programas de control artificial de población, a resistir frente a la “cultura de la muerte” (183). Podrán demostrar su fidelidad a Dios y su compromiso en favor de la auténtica promoción humana sosteniendo y participando en programas que defienden la vida de los que no pueden defenderse a sí mismos.

[OR (e.c.) 12.XI.1999, 18]

183. Cfr Propositio 32.