[1965] • JUAN PABLO II (1978-2005) • EL RESPETO A LA FAMILIA EN SU PROPIA IDENTIDAD
Del Discurso Anche quest’anno, en el Encuentro con las Autoridades Administrativas de la Región del Lazio, y de la Provincia de Roma 18 enero 2001
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3. Todo el bien que hemos recibido durante el Año Santo nos invita a afrontar con impulso y confianza renovados las tareas y las responsabilidades que nos esperan ahora. En vuestra función de administradores públicos, el punto de referencia seguro y luminoso sigue siendo la búsqueda tenaz y concreta del bien común, sobre todo en los sectores relacionados más estrechamente con la vida de los ciudadanos, los valores que deben animarla, los obstáculos y los problemas que a veces la dificultan.
Siento el deber de atraer vuestra atención, ante todo, hacia el gran tema de la familia y el papel fundamental que desempeña para el crecimiento y la formación de las nuevas generaciones, así como para el desarrollo de las relaciones humanas basadas en el amor y en la solidaridad. La familia debe ser el centro de las políticas sociales, y hay que respetar su identidad propia de unión estable entre el hombre y la mujer fundada en el matrimonio, que jamás puede equipararse con otras formas de relación. Me complacen las iniciativas que vuestras administraciones han emprendido en favor de la familia, reconociéndole la subjetividad social y ayudándole a afrontar sus necesidades más importantes, con particular atención a las familias recién formadas. De igual manera es preciso pensar en los ancianos, cada vez más numerosos en Roma y en el Lacio, especialmente por lo que respecta a la soledad que caracteriza la vida de gran parte de ellos. Precisamente el envejecimiento de la población muestra cuán urgentes son una cultura, una política y una organización social realmente favorables a la vida. Por tanto, merecen un apoyo sincero las propuestas y las medidas en favor de la maternidad y de la tutela de la vida desde su concepción hasta su ocaso natural: aquí se plantea un desafío fundamental para nuestro futuro.
[OR (ed. esp.) 18-I-2001, 1]
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3. Quanto di bene abbiamo ricevuto nellanno Santo ci richiama ad affrontare con rinnovato slancio e fiducia i compiti e le responsabilità che ora ci attendono. Nel vostro ufficio di pubblici Amministratori, il punto di riferimento sicuro e illuminante rimane la ricerca tenace e concreta del bene comune, soprattutto in quei settori che toccano più da vicino la vita dei cittadini, i valori che devono animarla, gli ostacoli e i problemi che talvolta la rendono difficile.
Sento il dovere di richiamare la vostra attenzione, anzitutto, al grande tema della famiglia ed al ruolo fondamentale che essa svolge per la crescita e la formazione delle nuove generazioni, come pure per lo sviluppo di rapporti umani improntati allamore e alla solidarietà. La famiglia deve essere al centro delle politiche sociali e va rispettata nella sua identità propria, di unione stabile tra luomo e la donna fondata sul matrimonio, mai assimilabile ad altre forme di relazione. Mi compiaccio per quelle iniziative, assunte dalle vostre Amministrazioni, che vanno a favore della famiglia, riconoscendone la soggettività sociale e venendo incontro alle sue maggiori necessità, con particolare riguardo alle giovani famiglie. Occorre parimenti pensare agli anziani, sempre più numerosi a Roma e nel Lazio, specialmente per quanto riguarda la solitudine che caratterizzala vita di gran parte di loro. Proprio linvecchiamento della popolazione mostra quanto siano urgenti una cultura, una politica e unorganizzazione sociale realmente favorevoli alla vita. Meritano quindi un sincero sostegno le proposte e i provvedimenti a vantaggio della maternità e della tutela della vita fin dal concepimento e sino al suo naturale tramonto: si gioca qui una sfida fondamentale per il nostro futuro.
[Insegnamenti GP II, 24/1 (2001), 185-186]