[1983] • JUAN PABLO II (1978-2005) • GARANTIZAR A CADA HOMBRE, A CADA MUJER Y A CADA NIÑO EL ACCESO A LOS ALIMENTOS QUE NECESITA
Del Saludo À l’occasion, a la Conferencia de la FAO, con ocasión de su reunión en Roma, 3 noviembre 2001
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[1.-] Con ocasión de la XXXI Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas para la agricultura y la alimentación (FAO), que se celebra durante estos días en Roma, os dirijo a todos, señoras y señores, mi saludo cordial.
Este encuentro se sitúa entre la Cumbre mundial de la alimentación, que tuvo lugar en 1996, y la Cumbre mundial de la alimentación cinco años después, que se celebrará durante el mes de junio del próximo año. Por mi parte, tengo la ferviente esperanza de que los trabajos de la actual Conferencia contribuyan a afirmar las nobles intenciones formuladas en 1996, de tal modo que, a pesar de la difícil situación internacional, el mundo pueda percibir el próximo año que se ha realizado un progreso real en este campo absolutamente vital de la alimentación.
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[2.-] Las primeras páginas de la Biblia describen la gran abundancia del mundo creado y afirman que todo lo que el hombre puede necesitar le ha sido dado para que lleve una vida digna de criatura hecha a imagen y semejanza de Dios (cf. Gn 1, 26). Por tanto, no es posible que en el mundo millones de personas estén mal alimentadas o hambrientas. La tierra puede procurarles lo necesario y, en consecuencia, la causa de la falta de alimento debe buscarse en otra parte.
En el libro del Génesis, Dios pone la creación en manos del hombre (cf. Gn 1, 26. 28), y en esta dirección debemos mirar si queremos comprender los desórdenes actuales. Falta una gestión justa de los bienes de la creación, con una evidente desigualdad en la distribución de los recursos.
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[3.-] Desde esta perspectiva, vuestra Conferencia quiere comprometerse a ser como un signo de esperanza para el mundo, manifestando que hay algunas personas decididas a realizar una gestión responsable y creativa, garantizando la seguridad alimentaria para cada miembro de la familia humana. Esta determinación se funda en el reconocimiento de que todo ser humano goza del derecho inviolable a tener una alimentación adecuada y que todos los hombres, en particular los que desempeñan cargos de responsabilidad, tienen por consiguiente el deber de asegurar que se respete este derecho. Es un principio que deberemos aplicar no sólo a las personas, sino también a las naciones: cuando las personas no pueden afrontar sus necesidades fundamentales a causa de la guerra, la pobreza, un mal gobierno o una mala gestión, o incluso a causa de catástrofes naturales, los demás tienen el deber moral de intervenir para socorrerlas.
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[4.-] Erradicar el hambre del mundo implica no sólo la voluntad de debatir sobre esta situación o deplorarla, sino también emprender todas las iniciativas concretas que sean necesarias para afrontar el problema de una manera eficaz y duradera. Entre las iniciativas que quisiera alentar muy particularmente figura la decisión, por parte de las naciones más ricas, de destinar una parte de su producto interno bruto al desarrollo de los países más pobres y realizar todos los esfuerzos posibles para reducir el peso de su deuda externa. Es necesario perseverar en estos esfuerzos, incluso cuando algunas necesidades urgentes, tanto en el plano nacional como internacional, impulsen a renunciar a ellos.
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[5.-] Después de los terribles acontecimientos del 11 de septiembre, han comenzado amplios debates sobre la justicia y la urgencia de corregir las injusticias. Desde una perspectiva religiosa, la injusticia es el desequilibrio radical en el que el hombre se levanta contra Dios y contra su hermano, ocasionando el desorden en las relaciones humanas. Al contrario, la justicia es esa completa armonía entre Dios, el hombre y el mundo que la Biblia describe como el paraíso. Muchas injusticias en el mundo transforman la tierra en un desierto: la más impresionante de todas estas injusticias es el hambre que sufren millones de personas, con las inevitables repercusiones en el problema de la paz entre las naciones. ¿No declaró el Papa Pablo VI en 1967 que el desarrollo es el nuevo nombre de la paz? (cf. Populorum progressio, 76-77). Después, sus palabras se han mostrado cada vez más verdaderas. El desarrollo implica numerosos aspectos, pero el primero de todos es la decisión de asegurar a cada uno de los hombres, mujeres y niños el acceso al alimento que necesita. Por eso vuestra Conferencia no sólo aspira a la seguridad alimentaria, sino también a la paz mundial, en un momento en el que estos valores están gravemente en peligro.
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[6.-] Considerando vuestras graves responsabilidades y también las grandes esperanzas que se abren ante vosotros, ¿cómo podría dejar de acompañaros con mi oración? Os aseguro mi cercanía durante estos días, implorando de Dios todopoderoso la abundancia de sus bendiciones sobre los trabajos de vuestra Conferencia, para que la Fao contribuya a desarrollar en la tierra la paz y la justicia que vienen de lo alto.
[E 61 (2001/2), 1736]
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[1.-] À loccasion de la trente et unième Conférence de lOrganisation des Nations unies pour lAlimentation et lAgriculture (FAO), qui se tient ces jours-ci à Rome, je vous adresse à tous, Mesdames et Messieurs, mon salut cordial.
Votre rencontre se situe entre le «Sommet mondial de lAlimentation», qui sest tenu en 1996, et le «Sommet mondial de lAlimentation - cinq ans après» qui se tiendra au mois de juin de lannée prochaine. Pour ma part, jai le fervent espoir que les travaux de la présente Conférence contribueront à affermir les nobles intentions formulées en 1996, de telle sorte que, malgré la situation internationale difficile, le monde puisse, lan prochain, apprendre quun réel progrès a été accompli dans ce domaine absolument vital de lalimentation.
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[2.-] Les premières pages de la Bible décrivent labondance luxuriante du monde créé et elles affirment que tout ce dont lhomme peut avoir besoin lui a été donné afin quil mène une vie digne dune créature faite à limage et à la ressemblance de Dieu[56]. Il nest donc pas possible que, dans le monde, des millions de personnes soient sous-alimentées ou affamées. La terre est en mesure de leur procurer le nécessaire et donc, la cause du manque de nourriture doit être recherchée ailleurs.
Dans le Livre de la Genèse, Dieu remet la création entre les mains de lhomme[57] et cest dans cette direction que nous devons regarder si nous voulons comprendre les désordres actuels. Une gestion équitable des biens de la création a fait défaut, avec une évidente inégalité du partage des ressources.
[56] Cfr. Gen. 1, 26.
[57] Cfr. ibid. 1, 26. 28.
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[3.-] Dans cette perspective, votre Conférence veut sengager à être comme un signe despérance pour le monde, manifestant quil y a des personnes déterminées à pratiquer une gestion responsable et inventive, visant à garantir «la sécurité alimentaire» pour chaque composante de la famille humaine. Une telle détermination se fonde sur la reconnaissance du fait que tout être humain jouit du droit inviolable davoir une nourriture correcte et que tous les hommes, en particulier ceux qui ont des postes de responsabilité, ont par conséquent le devoir de sassurer que ce droit est respecté. Cest un principe que nous devrons appliquer non seulement pour les individus, mais aussi pour les nations: quand les personnes ne peuvent plus faire face à leurs besoins fondamentaux à cause de la guerre, de la pauvreté, dun mauvais gouvernement ou dune mauvaise gestion, ou encore à cause de catastrophes naturelles, les autres ont le devoir moral dintervenir pour venir à leur secours.
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[4.-] Léradication de la faim dans le monde implique la volonté non seulement de débattre de cette situation ou de la déplorer, mais aussi dentreprendre toutes les initiatives concrètes qui savéreraient nécessaires pour affronter le problème dune manière efficace et durable. Parmi les initiatives que je voudrais tout particulièrement encourager, il y a la décision prise par les nations les plus riches de consacrer une part de leur produit intérieur brut au développement des pays les plus pauvres et de faire tous les efforts possibles pour réduire le poids de leur dette extérieure. Il faut persévérer dans ces efforts, même lorsque des nécessités urgentes, sur le plan national ou international, pousseraient à y renoncer.
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[5.-] À la suite des terribles événements du 11 septembre, de vastes débats ont été engagés en ce qui concerne la justice et lurgence de corriger les injustices. Dans une perspective religieuse, linjustice est le déséquilibre radical où lhomme sélève contre Dieu et contre son frère, si bien que règne le désordre dans les rapports humains. À linverse, la justice est cette complète harmonie entre Dieu, lhomme et le monde que la Bible décrit comme le Paradis. Bien des injustices dans le monde transforment la terre en un désert: la plus impressionnante de toutes ces injustices est la faim dont souffrent des millions de personnes, avec les inévitables répercussions sur le problème de la paix entre les nations. Le Pape Paul VI na-t-il pas déclaré en 1967 que le développement est le nouveau nom de la paix?[58]. Depuis, ses paroles se sont révélées toujours plus vraies. Le développement comporte de nombreux aspects, mais le premier de tous est la décision dassurer à tout homme, à toute femme et à tout enfant laccès à la nourriture dont il a besoin. Cest pourquoi votre Conférence ne vise pas seulement «la sécurité alimentaire», mais aussi «la paix mondiale», à un moment où de telles valeurs sont gravement mises en péril.
[58] Cfr. Pauli VI Populorum Progressio, 76-77.
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[6.-] Vu les graves responsabilités qui sont les vôtres et aussi les grandes espérances qui souvrent devant vous, comment pourrais-je ne pas vous accompagner de ma prière ? En ces jours, je vous assure de ma proximité, implorant de Dieu Tout-Puissant labondance de ses Bénédictions sur les travaux de votre Conférence, afin que la FAO contribue à faire grandir sur la terre la paix et la justice qui viennent den haut.
[Insegnamenti GP II, 24/2 (2001), 643-645]