[2009] • JUAN PABLO II (1978-2005) • LA SOLICITUD DE LOS PADRES POR EL BAUTISMO DE SUS HIJOS
Del Saludo Il tempo, en el rezo del Ángelus, 12 enero 2003
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2. Sumergirse en la muerte y en la resurrección de Cristo libera radicalmente al hombre del pecado y de la muerte, y realiza un nuevo nacimiento, según el Espíritu, para una vida que ya no tendrá fin. Este es el bautismo que el Resucitado confía a los Apóstoles, enviándolos al mundo entero (cf. Mt 28, 19). Esta mañana, como de costumbre, he tenido la alegría de administrar este mismo bautismo a algunos recién nacidos.
El bautismo de los niños, tan apreciado en la tradición cristiana, permite comprender con inmediata elocuencia la auténtica naturaleza de la salvación, que es gracia, es decir, don gratuito del Señor. En efecto, Dios es siempre el primero en amarnos, y en la sangre de su Hijo ya ha pagado el precio de nuestro rescate.
Por eso conviene que los padres cristianos lleven a sus hijos a la pila bautismal, para que reciban, en virtud de la fe de la Iglesia, el gran don de la vida divina. Además, los padres, con su ejemplo, su oración y su enseñanza han de ser los primeros educadores de la fe de sus hijos, para que esa semilla de vida nueva llegue a la madurez plena.
[OR (ed. esp.) 17-I-2003, 1]
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2. Immergersi nella morte e nella resurrezione di Cristo libera radicalmente luomo dal peccato e dalla morte e realizza una nuova nascita secondo lo Spirito, per una vita che non avrà mai fine. Ecco il Battesimo che il Risorto affida agli Apostoli inviandoli nel mondo intero[142]. Questo stesso Battesimo stamane, secondo la consuetudine, ho avuto la gioia di amministrare ad alcuni neonati.
Il Battesimo dei bambini, tanto caro alla tradizione cristiana, fa comprendere con immediata eloquenza la vera natura della salvezza. Essa è grazia, cioè dono gratuito del Signore. Dio infatti ci ama sempre per primo e nel sangue del suo Figlio ha già pagato il prezzo del nostro riscatto.
Per questo è bene che i genitori cristiani siano solleciti nel portare i loro figli al fonte battesimale, affinché ricevano, in forza della fede della Chiesa, il grande dono della vita divina. Gli stessi genitori, poi, con lesempio, la preghiera e linsegnamento, siano i primi educatori della fede dei figli, affinché quel germe di vita nuova possa giungere a piena maturazione
[Insegnamenti GP II, 26/1 (2003), 44-45]
[142] Cfr. Matth. 28,19.