[2044] • JUAN PABLO II (1978-2005) • OFENSA A LA DIGNIDAD DE LA INFANCIA
Discurso La liturgia, en la Audiencia General, 8 septiembre 2004
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1. La liturgia nos recuerda hoy la Natividad de la santísima Virgen María. Esta fiesta, muy arraigada en la piedad popular, nos lleva a admirar en María niña la aurora purísima de la Redención. Contemplamos a una niña como todas las demás y, al mismo tiempo, única, la bendita entre las mujeres (Lc1, 42). María es la inmaculada Hija de Sión, destinada a convertirse en la Madre del Mesías.
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2. Al contemplar a María niña, no podemos por menos de pensar en tantos niños inermes de Beslán, en Osetia, víctimas de un bárbaro secuestro y asesinados trágicamente. Se encontraban dentro de una escuela, lugar donde se aprenden los valores que dan sentido a la historia, a la cultura y a la civilización de los pueblos: el respeto mutuo, la solidaridad, la justicia y la paz. Ellos, en cambio, entre esas paredes experimentaron el ultraje, el odio y la muerte, consecuencias nefastas de un cruel fanatismo y de un insensato desprecio de la persona humana. En este momento, nuestra mirada se dirige también a todos los niños inocentes que, en las diversas partes del mundo, son víctimas de la violencia de los adultos. Niños obligados a empuñar las armas y educados a odiar y matar; niños forzados a mendigar por las calles, explotados para obtener fáciles ganancias; niños maltratados y humillados por la prepotencia y los abusos de los mayores; niños abandonados a sí mismos, privados del calor de la familia y de una perspectiva de futuro; niños que mueren de hambre; niños asesinados en los numerosos conflictos que se libran en diversas regiones del mundo.
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3. Es un fuerte grito de dolor de la infancia ofendida en su dignidad. Ese grito no puede, no debe dejar indiferente a nadie. Amadísimos hermanos y hermanas, ante la cuna de María niña tomemos renovada conciencia del deber que todos tenemos de tutelar y defender a estas frágiles criaturas y construir para ellas un futuro de paz. Oremos juntos a fin de que se creen para ellos las condiciones de una existencia serena y segura.
[OR (ed. esp.) 10-IX-2004, 12]
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1. La liturgia ricorda oggi la Natività della Beata Vergine Maria. Questa festa, molto sentita dalla pietà popolare, ci porta ad ammirare in Maria Bambina laurora purissima della Redenzione. Contempliamo una bambina come tutte le altre, e al tempo stesso lunica, la benedetta tra le donne (Lc 1, 42). Maria è limmacolata figlia di Sion, destinata a diventare la Madre del Messia.
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2. Guardando a Maria Bambina, come non pensare ai tanti piccoli inermi di Beslan, in Ossezia, vittime di un barbaro sequestro e tragicamente trucidati? Si trovavano allinterno di una scuola, luogo in cui si apprendono i valori che danno senso alla storia, alla cultura e alla civiltà dei popoli: il rispetto reciproco, la solidarietà, la giustizia e la pace. Tra quelle mura essi hanno invece sperimentato loltraggio, lodio e la morte, nefaste conseguenze di un crudele fanatismo e di un insano disprezzo della persona umana. Lo sguardo, in questo momento, si allarga a tutti i bimbi innocenti che, in ogni parte della terra, sono vittime della violenza degli adulti. Bambini costretti ad impugnare le armi ed educati ad odiare ed uccidere; bambini indotti a mendicare nelle strade, sfruttati per facili guadagni; bambini maltrattati e umiliati dalla prepotenza e dai soprusi dei grandi; bambini abbandonati a se stessi, privati del calore della famiglia e di una prospettiva di futuro; bambini che muoiono di fame, bambini uccisi nei tanti conflitti in varie regioni del mondo.
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3. E un alto grido di dolore dellinfanzia offesa nella sua dignità. Esso non può, non deve lasciare indifferente nessuno. Carissimi Fratelli e Sorelle, davanti alla culla di Maria Bambina prendiamo rinnovata coscienza del dovere che tutti abbiamo di tutelare e difendere queste fragili creature e di costruire per loro un futuro di pace. Preghiamo insieme perché siano create per loro le condizioni di unesistenza serena e sicura.
[Insegnamenti GP II, 27/2 (2004), 214-215]