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[2091] • BENEDICTO XVI (2005- • LA PROMOCIÓN DE LA FAMILIA, LA EDUCACIÓN DE LOS JÓVENES Y EL RESPETO DE LA VIDA HUMANA EN LA INVESTIGACIÓN BIOMÉDICA

Del Discurso C’est avec joie, al nuevo Embajador de Francia ante la Santa Sede, en la presentación de las Cartas Credenciales, 19 diciembre 2005

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[6.] También conviene prestar atención muy especial a la institución conyugal y familiar, a la que no puede equipararse ninguna otra forma de organización relacional, pues es el fundamento de la vida social y desempeña un papel insustituible en la educación de la juventud, conjugando autoridad y apoyo afectivo, dando a todos los jóvenes los valores indispensables para su maduración personal y el sentido del bien común, así como todos los elementos necesarios para la vida social. Para ello, hay que ayudarla y sostenerla, de modo que no dimita de su misión educativa dejando a los jóvenes abandonados a sí mismos.

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[7.] Quiero felicitar aquí a los educadores, al personal de los centros escolares y a todos los movimientos que se dedican a sostener a los padres en su labor educativa, ayudándoles a formar la conciencia de los jóvenes, para que estos puedan ser el día de mañana adultos responsables no sólo de sí mismos sino también de sus hermanos los hombres y de la buena marcha de la sociedad. Sepan todos que la Iglesia, que está comprometida por doquier en la defensa de la familia, quiere ayudarles en su tarea.

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[8.] Por otra parte, es necesario acompañar a los jóvenes para que puedan tomar su camino y sentirse miembros de pleno derecho de la sociedad. Todo ello contribuirá en gran medida a la cohesión nacional entre las generaciones y a la creación de un entramado social más fuerte. Con este mismo espíritu, también deseo llamar la atención de todos los hombres de buena voluntad hacia las decisiones y las acciones en materia de bioética, que muestran una tendencia cada vez más marcada a considerar al ser humano, especialmente en los primeros instantes de su existencia, como un simple objeto de investigación. Las cuestiones éticas no se han de afrontar ante todo desde el punto de vista de la ciencia, sino desde el punto de vista del ser humano, que debe ser respetado imperativamente. Si no se acepta este criterio moral fundamental, será difícil crear una sociedad verdaderamente humana, que respete a todos los seres que la componen, sin distinción alguna.

[Insegnamenti BXVI, I (2005), 1008-1009]