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[2101] • BENEDICTO XVI (2005- • DE LA BONDAD DEL CREADOR BROTA EL DON DEL AMOR ENTRE UN HOMBRE Y UNA MUJER

Del Discurso Se due di voi, en la Audiencia General, en la que anuncia la publicación de la encíclica “Deus caritas est”, 18 enero 2006

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En esta encíclica [“Deus caritas est”, “Dios es amor”] quiero mostrar el concepto de amor en sus diversas dimensiones. Hoy, en la terminología que se conoce, “amor” aparece a menudo muy lejano de lo que piensa un cristiano al hablar de caridad. Por mi parte, quiero mostrar que se trata de un único movimiento con varias dimensiones. El “eros”, don del amor entre un hombre y una mujer, viene de la misma fuente, la bondad del Creador, así como la posibilidad de un amor que renuncia a sí mismo en favor del otro. El “eros” se transforma en “agape” en la medida en que los dos se aman realmente y uno ya no se busca a sí mismo, su alegría, su placer, sino que busca sobre todo el bien del otro. Y así este amor, que es “eros”, se transforma en caridad, en un camino de purificación, de profundización. A partir de la propia familia se abre hacia la familia más grande: hacia la familia de la sociedad, hacia la familia de la Iglesia, hacia la familia del mundo.

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También trato de demostrar que el acto personalísimo que nos viene de Dios es un único acto de amor. Este acto debe expresarse también como acto eclesial, organizativo. Si realmente es verdad que la Iglesia es expresión del amor de Dios, del amor que Dios tiene por su criatura humana, debe ser también verdad que el acto fundamental de la fe que crea y une a la Iglesia y nos da la esperanza de la vida eterna y de la presencia de Dios en el mundo, engendra un acto eclesial. En la práctica, la Iglesia, también como Iglesia, como comunidad, de modo institucional, debe amar. Y esta “caritas” no es pura organización, como otras organizaciones filantrópicas, sino expresión necesaria del acto más profundo del amor personal con que Dios nos ha creado, suscitando en nuestro corazón el impulso hacia el amor, reflejo del Dios Amor, que nos hace a su imagen.

[Insegnamenti BXVI, II/1 (2006), 77-78]