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[2299] • BENEDICTO XVI (2005- • LA FAMILIA CRISTIANA, LUGAR NATURAL PARA EL DESARROLLO DE LA FE DE LOS NIÑOS Y LOS JÓVENES

De la Exhortación Apostólica Ecclesia in Medio Oriente, a los Patriarcas, a los Obispos, al Clero, a las Personas Consagradas y a los Fieles Laicos sobre la Iglesia en Oriente Medio, comunión y testimonio, 14 de septiembre de 2012

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64. ¿He de recordaros, queridos niños, a los que me dirijo ahora, que en vuestro camino con el Señor debéis honrar en especial a vuestros padres (cf. Ex 20,12; Dt 5,16)? Ellos son vuestros educadores en la fe. Dios os ha confiado a ellos como un don inaudito para el mundo, con el fin de que ellos cuiden de vuestra salud, de vuestra educación humana y cristiana, y de vuestra formación intelectual. Y, por su parte, los padres, los educadores y formadores, las instituciones públicas, tienen el deber de respetar el derecho de los niños desde el momento de la concepción65. En cuanto a vosotros, queridos niños, aprended desde ahora la obediencia a Dios, siendo obedientes a vuestros padres, como el Niño Jesús (cf. Lc 2,51). Aprended también a vivir cristianamente en la familia, en la escuela, y en todas partes. El Señor no os olvida (cf. Is 49,15). Él está siempre a vuestro lado, y quiere que caminéis con él con sabiduría, valor y amabilidad (cf. Tb 6,2). Bendecid al Señor Dios en todo momento, pedidle que os guíe y lleve a buen término vuestras sendas y proyectos; recordad siempre sus mandamientos y no dejéis que se borren de vuestro corazón (cf. Tb 4,19).

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65. Deseo insistir de nuevo en la formación de los niños y jóvenes, que tiene especial importancia. La familia cristiana es el lugar natural para el desarrollo de la fe de los niños y los jóvenes, su primera escuela de catequesis. En estos tiempos turbulentos, educar a un niño o a un joven es difícil. Esta insustituible tarea se hace más complicada aún debido a las particulares circunstancias religiosas y sociopolíticas de la región. Por ello quiero asegurar a los padres mi apoyo y mis oraciones. Es importante que el niño crezca en una familia unida, que vive su fe con sencillez y convicción. Y que los niños y jóvenes vean a sus padres rezar. Que los acompañen a la iglesia y que vean y comprendan que sus padres aman a Dios y desean conocerlo mejor. Y es igualmente importante que el niño y el joven vean la caridad de sus padres para con aquellos que tienen realmente necesidad. Así, comprenderán que es bueno y bello amar a Dios, les gustará estar en la iglesia y se sentirán orgullosos, pues habrán captado en su interior y experimentado quién es la verdadera roca sobre la cual construir su vida (cf. Mt 7,24-27; Lc 6,48). A los niños y jóvenes que no tienen esta oportunidad, les deseo que encuentren en su camino auténticos testigos que les ayuden a encontrar a Cristo y a descubrir la alegría de ser sus seguidores.

 

© Javier Escrivá-Ivars y Augusto Sarmiento. Universidad de Navarra