[0231] • PÍO IX, 1846-1878 • LIBERTAD DE CONTRAER MATRIMONIO Y PASTORAL MATRIMONIAL
De la Sagrada Congregación del Concilio, al Obispo de Mainz (Alemania), 28 agosto 1852
1852 08 28 0002
[2.–] Puesto que el matrimonio entre fieles, como enseña Benedicto XIV en Synod. Dioeces., lib. 8, cap. 14, núm. 5[1], es uno de los Sacramentos llamado de vivos, nadie, sin grave sacrilegio, puede contraerlo en pecado mortal. Los Padres del Concilio de Trento, no obstante, aunque evidentemente sea algo muy razonable, no prescribieron en el fuero externo a los esposos, que antes de contraer matrimonio debían confesarse y mucho menos comulgar, como condición por ley positiva para recibir el sacramento; lo que en el lugar citado [2] hace el S. Concilio es exhortar a los cónyuges a que antes de contraer matrimonio, o por lo menos tres días antes de consumarlo, confiesen diligentemente sus pecados y se acerquen piadosamente al Sacramento de la Sma. Eucaristía. Esto supuesto, es claro que si los Obispos no deben ser demasiado meticulosos al regular y ordenar sobre todo en materia de Sacramentos aquello que la Iglesia ha querido dejar a la libertad (de los fieles), mucho más cuidado tendrán de no serlo cuando está en juego la libertad de contraer matrimonio; pues en los matrimonios debe darse una libertad total, tal como refiere el cap. Gemma, de sponsalib.[3]. Pero si, como ocurre, en la Diócesis de Mainz, la autoridad civil, sin tener en cuenta para nada la bendición de la Iglesia, hace derivar la validez del matrimonio sólo del contrato celebrado ante los Magistrados, resulta a todas luces más prudente proceder en todo de forma más indulgente y más privada según los casos y las personas.
[1]. [BSyn 1, 179].
[2]. [Sess. 24, De reform. Mat., cap. 1: CT 9, 969].
[3]. [Cf. CI 1, 671-672].
1852 08 28 0002
[2.–] Quum matrimonium inter fideles, ut docet Bened. XIV in Synod. Dioeces., lib. 8, cap. 14, num. 5[1], unum sit e Sacramentis, quae vivorum dicuntur, nemo sine gravi sacrilegio illud celebrare potest in statu peccati mortalis. At vero Patres Tridentini hisce, licet sane verissima sint, permoti non fuere, ut confessionem, multoque minus communionem ante matrimonium a sponsis peragendam tamquam Sacramenti recipiendi conditionem positiva lege in foro externo praescriberent, sed S. Synodus, inquiunt, loc. cit [2] coniuges hortatur, ut antequam contrahant, vel saltem triduo ante matrimonii consummationem sua peccata diligenter confiteantur et ad SS. Eucharistiae Sacramentum pie accedant. Quibus positis, si Episcopi id, quod ab Ecclesia consulto liberum relinquitur, in materia potissimum Sacramentorum definire et praescribere nimio rigore non debent: hoc vel magis cavendum erit, ubi vertitur de permissione celebrandi matrimonii; matrimonia namque omnimodam libertatem requirunt: cap. Gemma, de sponsalib.[3]. Quodsi denique auctoritas civilis, prout revera in Dioecesi Moguntina, non attenta Ecclesiae benedictione, validitatem matrimonii ex solo contractu coram Magistratibus ineundo desumit, consultius undique videtur omnia in forma mitiori et magis privatim iuxta cuiusque casus et personarum indolem disponere.
[CICF 6, 413-414]
[1]. [BSyn 1, 179].
[2]. [Sess. 24, De reform. Mat., cap. 1: CT 9, 969].
[3]. [Cf. CI 1, 671-672].