[0241] • PÍO IX, 1846-1878 • INSEPARABILIDAD ENTRE CONTRATO Y SACRAMENTO EN EL MATRIMONIO DE LOS BAUTIZADOS
De la Instrucción Litterae quas nuper, a los Obispos greco-rumanos, año 1858
1858 0? 0?b 0012
[12.–] Ni se debería escuchar a quien dijera que estos matrimonios (entre bautizados) son válidos en cuanto contratos, pero que no están revestidos de la dignidad sacramental. Porque en el matrimonio de los cristianos es imposible distinguir el contrato del sacramento: “Es dogma de fe”, como recientemente declaró el S. Pontífice Pío IX, de feliz memoria, en carta enviada al Rey de Cerdeña el día 9 de septiembre de 1852 (1), “es dogma de fe que el matrimonio fue elevado por Nuestro Señor Jesucristo a la dignidad de Sacramento; y es doctrina de la Iglesia que el sacramento no es cualidad accidental sobre-añadida al contrato, sino que es la esencia misma del matrimonio, de tal suerte que la unión conyugal entre cristianos no es legítima sino en el matrimonio sacramento, fuera de lo cual no hay más que puro concubinato”. Por lo tanto, si alguno declarase que a los matrimonios mixtos, celebrados con la mera asistencia previa del párroco, y que la S. Sede tiene como válidos, les falta la condición sacramental, daría a entender que, en el matrimonio de cristianos, el contrato puede separarse del sacramento, y en esto iría en contra de la doctrina de la Iglesia.
(1). Cf. Epist. La lettera [1852 09 09/3].
1858 0? 0?b 0021
[21.–][...] Pero aunque una cierta tolerancia pueda permitirse alguna vez en estos matrimonios, que son lícitos por celebrarse con licencia de la Iglesia, nadie, sin embargo –que medite atentamente la doctrina y proceder constantes de la Iglesia en esta materia– se atreverá a decir que esa tolerancia ha de ampliarse indiscriminadamente a todos los matrimonios mixtos. No se os oculta en absoluto, Reverendísimos Obispos, que los referidos matrimonios han sido encarecidamente prohibidos por la Iglesia, porque, al contraerlos, el cónyuge católico corre –cuando menos– el peligro de traspasar los preceptos mismos de la ley natural y divina, según los cuales está obligado a educar a sus hijos en la religión católica –fuera de la cual no hay salvación–, y a huir de cualquier ocasión de perder la propia fe y también a procurar por todos los medios la salvación del otro cónyuge. Por esto, fuera del caso en que por las oportunas cautelas empleadas desaparezca del todo ese peligro, el católico obraría temerariamente contrayendo esos matrimonios mixtos y, como declara el Sumo Pontífice Pío VIII de feliz memoria, no sólo violaría las leyes canónicas, sino que pecaría directa y también gravísimamente contra la ley natural y divina(2).
[2]. Pius VIII in Litt, Ap. ad Archiep. Colonien. et Episcopos suffraganeos die 25 martii 1830 [1830 03 25/1].
1858 0? 0?b 0012
[12.–] Nec audiendus esset qui diceret huiusmodi matrimonia valida quidem esse tamquam contractus, non autem sacramenti dignitate insignita. Nam quando de christianorum matrimonio agitur, contractus a sacramento distingui nequit: “Fidei enim dogma est”, ut nuper declaravit SS~mus Pontifex Pius PP. IX fel. rec. in epistola ad Sardiniae Regem die 9 septembris 1852 data (1), “fidei dogma est matrimonium a Domino Nostro Iesu Christo ad sacramenti dignitatem erectum esse; atque ex Ecclesiae doctrina, sacramenti ratio non qualitatem aliquam accidentalem refert contractui superadditam, sed ad ipsius matrimonii essentiam pertinet, ita ut unio coniugalis inter christianos non sit legitima nisi in matrimonio quod sit sacramentum, extra quod non habetur nisi concubinatus”. Quare si quis mixta connubia cum passiva tantum parochi assistentia conciliata, quae S. Sedes pro validis habet, sacramenti ratione destituta esse pronunciaverit, contractum in matrimonio christianorum a sacramento dividi posse supponeret, atque in hoc doctrinae Ecclesiae contradiceret.
(1). Cf. Epist. La lettera [1852 09 09/3].
1858 0? 0?b 0021
[21.–][...] Ast etsi huiusmodi tolerantia in illis matrimoniis aliquando intercedere queat, quae utpote cum Ecclesiae venia ineunda, licita sunt, illam tamen ad omnia mixta connubia indiscriminatim extendendam esse nemo pronunciare audebit, qui animo reputet, quaenam in hac re sit constans Ecclesiae doctrina et agendi ratio. Vos, Reverendissimi Praesules, minime latet praefata matrimonia ideo maxime ab Ecclesia prohibita esse, quia in illis contrahendis catholicus coniux, ut plurimum, periculo committeretur transgrediendi ipsius legis naturalis et divinae praeceptum, quo tenetur suam prolem in religione catholica, extra quam non est salus, educare, et a se omnem perversionis occasionem avertere, atque alterius coniugis salutem omni studio procurare. Hinc nisi eiusmodi periculum opportunis iisque efficacibus cautionibus penitus amoveatur, catholicus in praedictis mixtis matrimoniis ineundis temere ageret, atque, ut declarat Summus Pontifex Pius VIII fel. rec. 1[2], non modo canonicas violaret sanctiones, sed directe etiam gravissimeque in naturalem el divinam legem peccaret.
[CICF 7, 362-365]
[2]. Pius VIII in Litt, Ap. ad Archiep. Colonien. et Episcopos suffraganeos die 25 martii 1830 [1830 03 25/1].