[0769] • PAULO VI, 1963-1978 • MISIÓN DE LOS PASTORES DE LA IGLESIA: DEFENDER, CUIDAR Y PROMOVER LA VIDA HUMANA
Del Discurso God so loved, a los Obispos de la VI y VIII Región Pastoral de los Estados Unidos, en la visita ad limina, 26 mayo 1978
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[8.–] Entre vuestras actividades múltiples al servicio de la vida hay una que en esta coyuntura de la historia merece sobre todas nuestra recomendación fuerte y nuestro apoyo firme; es la lucha continua contra lo que el Concilio Vaticano II llamó el “abominable crimen” del aborto (Gaudium et spes, 51).
El menosprecio del carácter sagrado de la vida en el seno materno hiere la estructura misma de la civilización; prepara una mentalidad y hasta una actitud pública que pueden abocar y aceptar prácticas ofensivas de los derechos fundamentales del individuo. Esta mentalidad puede socavar por ejemplo el interés por los necesitados y manifestarse en insensibilidad ante las necesidades sociales; puede llevar al desprecio de los ancianos hasta el extremo de defender la eutanasia; puede preparar el camino a formas de manipulación genética que van contra la vida y cuyos riesgos no son aún completamente conocidos por el gran público.
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[9.–] Es muy alentador ciertamente ver el gran servicio que prestáis a la humanidad proclamando sin cesar ante vuestro pueblo el valor de la vida humana.
Tenemos confianza en que apoyándoos en las palabras del Buen Pastor que impulsa vuestras actividades, continuaréis orientando y guiando en este terreno y sosteniendo a toda vuestra comunidad eclesial en su vocación al servicio de la vida.
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[10.–] Es también motivo que os honra ante el mundo entero el hecho de que en vuestro país muchos hombres y mujeres íntegros, de convicciones religiosas diferentes, se unan en el respeto profundo a las leyes del Creador y Señor de la vida, y estén procurando por todos los medios a su disposición, ante toda la historia, tomar posturas definitivas en favor de la vida.
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[11.–] Además, estamos convencidos de que los esfuerzos hechos por salvaguardar los derechos humanos actualmente van en beneficio de la misma vida. Todo lo que se propone desterrar –con leyes o acciones– la discriminación fundada en “raza, origen, color, cultura, sexo o religión” (Octogesima adveniens, 16), es un servicio a la vida.
Cuando se atienden los derechos de las minorías, cuando los minusválidos mentales o psíquicos están atendidos, cuando se concede voz a los marginados de la sociedad, en todos estos niveles quedan salvaguardadas la dignidad de la vida humana, la plenitud de la vida humana y la sacralidad de la vida humana. Y toda la labor que se hace en vuestras Iglesias locales en el campo de la enseñanza católica, educando según la justicia social y confrontando las varias cuestiones sociales relacionadas con la comunidad local, nacional o internacional, está al servicio de la vida. En particular toda colaboración prestada para mejorar el clima moral de la sociedad, para oponerse al permisivismo y al hedonismo, y toda ayuda a la familia, que es la fuente de vidas nuevas, defiende efectivamente los valores de la vida.
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[12.–] Sabemos que han comenzado a llevarse a la práctica en vuestro país varios proyectos coincidiendo con el décimo aniversario de la Humanae vitae, para explicar la planificación familiar natural de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia.
Estas actividades enaltecen directamente la vida salvaguardando la dignidad e importancia de sus comienzos.
Al defender la planificación familiar natural, la Iglesia da prueba de fidelidad al designio del Creador, y también al mismo tiempo, de fidelidad en servir a la persona humana que sigue siendo “el principio, el sujeto y el fin de todas las instituciones sociales” (Gaudium et spes, 25).
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[13.–] Sin embargo, vuestra misión al servicio de la vida humana llega a su culminación cuando lleva al pueblo a la plenitud de la vida eterna, que es la salvación en Cristo. A través de vuestro ministerio el Señor mismo ofrece a los fieles el pan de vida, que viene tanto de la Mesa de la Palabra de Dios, como de la del Cuerpo de Cristo (Dei Verbum, 21). Y según la promesa de Cristo, quien come de este Pan tiene ya la vida eterna (Cfr. Jn 6, 54).
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[14.–] Os exhortamos a ir adelante fiel y confiadamente en los momentos de esperanza, en las dificultades y en los desafíos de vuestro ministerio, en comunión con la Iglesia Universal, llevando a vuestro pueblo por el sendero de la vida. Recordad que Cristo nos dijo: “Yo estaré con vosotros siempre” (Mt 28, 20).
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[15.–] Queridos hermanos en Cristo: ¿Por qué os hablamos de todo esto? Por la importancia vital que tiene el tema de la vida para orientar vuestro ministerio. Pero también para que reunidos en el Espíritu Santo podamos experimentar juntos el gozo de la vida en Cristo y la alegría de ser apóstoles de quien es la misma Vida. Y oramos para que a través del poder del Espíritu Santo, continuéis preparando en vuestras Iglesias locales una plenitud exuberante de gozo cristiano entre vuestra gente, gozo basado en la convicción profunda de que Dios ha enviado a su Hijo a traer la vida eterna para que el mundo se salve por Él.
[EPD 10, 208-210]
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[8.–] Among your many activities at the service of life there is one which, especially at this juncture of history, deserves our strongest commendation and our firmest support: it is the continuing struggle against what the Second Vatican Council calls the “abominable crime” of abortion (7). Disregard for the sacred character of life in the womb weakens the very fabric of civilization; it prepares a mentality, and even a public attitude, that can lead to the acceptance of other practices that are against the fundamental rights of the individual. This mentality can, for example, completely undermine concern for those in want, manifesting itself in insensitivity to social needs; it can produce contempt for the elderly, to the point of advocating euthanasia; it can prepare the way for those forms of genetic engineering that go against life, the dangers of which are not yet fully known to the general public.
7. Gaudium et spes, 51 [1965 12 07c/51].
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[9.–] It is therefore very encouraging to see the great service you render to humanity by constantly holding up to our people the value of human life. We are confident that, relying on the words of the Good Shepherd, who inspires your activity, you will continue to exercise leadership in this regard, sustaining the entire ecclesial community in their own vocation at the service of life.
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[10.–] It is also a source of world-wide honor that, in your country, so many upright men and women of differing religious convictions are united in a profound respect for the laws of the Creator and Lord of life, and that, by every just means at their disposal, they are endeavoring, before the witness of history, to take a definitive stand for human life.
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[11.–] We are convinced, moreover, that all efforts made to safeguard human rights actually benefit life itself. Everything aimed at banishing discrimination –in law or in fact– which is based on “race, origin, color, culture, sex or religion” (8) is a service to life. When the rights of minorities are fostered, when the mentally or physically handicapped are assisted, when those on the margin of society are given a voice –in all these instances the dignity of human life, the fullness of human life, and the sacredness of human life are furthered. And all the work done in your local Churches in the area of the Catholic school, in training for social justice, and in confronting various social issues touching the local, national or international community are a service to life. In particular, every contribution made to better the moral climate of society, to oppose permissiveness and hedonism, and all assistance to the family, which is the source of new life, effectively uphold the values of life.
8. Octogesima adveniens, 16.
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[12.–] We know that, in conjunction with the tenth anniversary of “Humanae Vitae”, various initiatives are being sponsored throughout your country to explain natural family planning, in accordance with the teaching of the Church. These activities honor life directly in the dignity and importance of its origin. In supporting natural family planning programs, the Church gives witness not only to her fidelity to the design of the Creator, but also to her faithful service to the human person, who remains: beginning, the subject and the goal of all social institutions” (9).
9. Gaudium et spes, 25 [1965 12 07c/25].
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[13.–] Your mission at the service of human life, however, finds its summit in leading your people to the fullness of eternal life: salvation in Christ. Through your ministry, the Lord himself offers the faithful the bread of life; it comes from the table both of God’s word and of the Body of Christ (10). And according to Christ’s promise, he who eats this bread already has eternal life (11).
10. Cf. Dei Verbum, 21.
11. Cf. Io. 6, 54.
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[14.–] In all the hopes, in all the difficulties and challenges of your ministry, we exhort you to go forward with fidelity and confidence, in the communion of the universal Church, leading your people along the path of life. Remember that Christ tells us: “I am with you always” (12).
12. Matth. 28, 20.
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[15.–] Dear Brothers in Christ: Why do we speak about these things? Because of the vital importance of the theme of life as an orientation of our ministry. But also, so that, gathered in the Holy Spirit, we may experience together the joy of life in Christ, and the joy of being apostles of him who is Life itself. And we pray that, through the power of the Holy Spirit, you will go forth tho prepare in your local Churches a fresh outpouring of Christian joy among all your people: a joy based on the keen conviction that God sent his Son to bring eternal life, so that the world might be saved through him.
[AAS 70 (1978), 414-416]