[1223] • JUAN PABLO II (1978-2005) • SÍ A LA VIDA QUE NACE
Del Saludo en el rezo del Ángelus, en Liechtenstein, 8 septiembre 1985
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2. La vida humana que comienza en el seno materno, y que la potencia creadora de Dios hace florecer en la misteriosa colaboración con la fuerza donadora de vida del hombre y de la mujer, es desde el primer momento de la concepción, un bien que tiene derecho a una protección particular. También la madre misma, que lleva bajo su corazón al niño que nace y se desarrolla, merece en gran medida respeto, veneración y estima. Yo pido este día de la fiesta del nacimiento de María que el niño que se forma en el cuerpo de la madre sea reconocido un hombre a todos los efectos y que a la futura madre se le tenga respeto y consideración con amor y sensibilidad.
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3. ¡Decid sí a la vida humana en todas sus fases! Con razón os esforzáis por la protección del ambiente, de las plantas y de los animales. ¡Decid sí a la vida humana con mayor convicción aún!, a esa vida que en la jerarquía de la creación se halla en el primer lugar entre todas las realidades creadas en el mundo visible. Salvad al hombre que todavía no ha nacido de la amenaza del hombre nacido que se arroga el derecho de tocar y destruir la vida de un niño en el seno materno.
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4. La gran alegría que como fieles experimentamos por el nacimiento de la Madre de Dios y que hoy manifestamos solemnemente, comporta, a la vez, para todos nosotros una gran exigencia: debemos sentimos felices por principio cuando en el seno de una madre se forma un niño y cuando luego ve la luz del mundo. Incluso cuando el recién nacido exige dificultades, renuncias, limitaciones y gravámenes, deberá ser acogido siempre y sentirse protegido por el amor de sus padres. El hombre responsable y sobre todo el fiel estará en disposición de encontrar –incluso con la ayuda de los otros– una solución digna del hombre también en situaciones difíciles. Él mismo madurará superando estos problemas y logrará una visión más clara del valor y dignidad, del sentido y la finalidad de la vida humana.,
[DP (1985), 222]
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2. Das werdende menschliche Leben im Mutterschoß, entstanden durch die Schöpfermacht Gottes im geheimnisvollen Zusammenwirken mit der lebenspendenden Kraft von Mann und Frau, ist vom ersten Augenblick der Empfängnis an ein besonders schützenswertes Gut. Auch die Mutter selbst, die unter dem Herzen das aufkeimende und sich entwickelnde Menschenkind trägt, verdient in hohem Maße Achtung, Ehrfurcht und Anerkennung. So rufe ich am heutigen Geburtsfest Mariens ganz besonders dazu auf, das werdende Kind im Mutterleib als vollwertigen Menschen anzuerkennen und einer werdenden Mutter mit Respekt und Wertschätzung. Liebe und Feinfühligkeit zu begegnen.
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3. Sagt ja zum menshlichen Leben in all seinen Phasen! Ihr setzt euch zu Recht ein für die Gesunderhaltung der Umwelt, der Pflanzen und der Tiere! Sagt noch viel entschiedener ja zum menschlichem Leben, das in der Rangordnung der Kreatur weit über allen geschaffenen Wirklichkeiten der sichtbaren Welt steht! Rettet den ungeborenen Menschen vor der Bedrohung durch den geborenen Menschen, der sich anmaßt, das Leben eines Kindes im Mutterschoß antasten und töten zu dürfen!
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4. Die große Freude, die wir als Glaubende über die Geburt der Gottesmutter empfinden und heute festlich zum Ausdruck bringen, enthält für uns alle zugleich einen hohen Anspruch: Wir sollten uns grundsätzlich freuen, wenn im Schoß einer Mutter ein Kind entsteht und wenn es das Licht der Welt erblickt. Auch wenn die Geburt eines Kindes bisweilen Härten, Verzichte, Einschränkungen und Belastungen mit sich bringen kann, so sollte sich dieses doch immer angenommen und in der Liebe seiner Eltern geborgen fühlen. Der verantwortungsbewußte und vor allem der gläubige Mensch wird in schwierigen Situationen –auch mit Hilfe anderer– meist eine menschenwürdige. Lösung finden können. Er wird im Bewältigen solcher Probleme sogar selber reifen und einen klaren Blick für Wert und Würde, für Sinn und Ziel des menschlichen Lebens gewinnen.
[Insegnamenti GP II, 8/2, 616-617]