[1293] • JUAN PABLO II (1978-2005) • DERECHO DE LOS PADRES A DECIDIR EL NÚMERO DE HIJOS
De la Homilía en la Misa en el Estado Nacional de Singapur, 20 noviembre 1986
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9. [...] Quiero recordar también a las familias lo mucho que ellas pueden contribuir a la paz. Maridos y esposas, junto con los hijos, vosotros sois la célula vital de la sociedad y el primer cimiento para su estabilidad y bienestar.
Quiero decir a los matrimonios que la Iglesia les apoya cuando se esfuerzan en ejercer responsablemente su derecho fundamental de formar familias, en sustentar y educar a sus hijos sin ningún tipo de coacción o presión. Es un derecho de los cónyuges tomar una decisión libre, concordada mutuamente, a la luz y de acuerdo con los principios objetivos morales en orden a espaciar el nacimiento de los hijos y sobre la amplitud de la familia. Esta decisión debe basarse en el reconocimiento de las responsabilidades de la pareja ante Dios, ante sí mismos, ante sus hijos, ante su familia y ante la sociedad. Para llevar a realizar esas decisiones, las parejas pueden contar con los métodos morales lícitos de planificación familiar, que están en consonancia con la dignidad de la persona y con la auténtica expresión del amor conyugal.
La familia ocupa un lugar privilegiado en la Iglesia como comunidad de vida y amor. Mientras sea comunión de personas en diálogo con Dios, tiene una importante función en la sociedad. Debe permanecer abierta a la comunidad más grande, de tal manera que el amor que le corresponde a ella manifestar en sus casas pueda ser extendido a otros para bien de todos.
Quiero expresar en este momento mi satisfacción por el programa de educación moral que ha sido establecido en las escuelas de Singapur. Tal iniciativa que aspira inculcar los valores humanos y la disciplina personal, puede ciertamente complementar los esfuerzos de los padres como primeros educadores de sus hijos en el amor de Dios.
[DP (1986), 215]
1986 11 20 0009
9. [...] I want to remind you families too how much you can contribute to peace. Husbands and wives, together with your children, you are the vital cell of society and the first foundation for its stability and well-being.
I wish to assure couples that the Church supports them as they strive to exercise responsibly their fundamental right to form families, to bear and rear their children without any type of coercion or pressure. It is the right of the married couple to make a free, informed and mutual decision, in accordance with objective moral principles, regarding the spacing of births and the size of the family. This decisión should be based on their recognition of their responsibilities to God, to themselves, to their children, to their family and to society. In pursuing these decisions couples should be able to rely on those morally licit methods of family planning that are in accordance with the dignity of the person and with the authentic expression of conjugal love.
Families have a unique place in the Church as a community of life and love. While being a communion of persons in dialogue with God, they have an important role in society. They must remain open to the larger community, so that the loving concern they show in their homes may be extended to others for the betterment of all.
May I say at this time how pleased I am to learn of the moral education programme which has been established in the schools in Singapore. Such an initiative, which aims at inculcating human values and personal discipline, can truly complement the efforts of parents as the primary educators of their children in the love of God.
[AAS 79 (1987), 927-928]