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Magisterio sobre amor, matrimonio y familia <br /> <b>Warning</b>: Undefined variable $titulo in <b>/var/www/vhosts/enchiridionfamiliae.com/httpdocs/cabecera.php</b> on line <b>29</b><br />
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[1359] • JUAN PABLO II (1978-2005) • CRISTO-ESPOSO DE LA IGLESIA, MODELO DE LOS ESPOSOS

Saludo a los jóvenes esposos en la visita pastoral a la parroquia de San Saturnino, Roma (Italia), 12 marzo 1989

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[1.–] Se habla poco de la verdad de Jesucristo esposo. Lo conocemos como redentor, fundador, padre y cabeza visible e invisible de la Iglesia. De Cristo esposo se habla poco. Pero es una verdad: simbólica, pero muy real, y, en un cierto sentido, síntesis de todo lo que Cristo era y que Cristo es en el plano de la salvación. La salvación se realiza a través del amor de Dios. En el Antiguo Testamento, los profetas nos han dejado la imagen de Dios “enamorado”. Este Dios del Antiguo Testamento, del que se conoce sobre todo el aspecto de Dios “severo”, los profetas lo presentan como Dios “enamorado” de su Pueblo elegido, de su Pueblo infiel. Son conmovedoras las cosas que se leen en los profetas Isaías, Jeremías, Oseas. Y la verdad de Cristo –Dios que se ha hecho hombre– confirma la verdad veterotestamentaria del Dios “enamorado”: precisamente para esto, se ha hecho hombre, porque se ha enamorado del hombre. Así comenzamos a captar el sentido de esta categoría, del símbolo del “Esposo”. El Nuevo Testamento lo ha desarrollado aún más. En la Carta a los Efesios, San Pablo habla de Cristo esposo de la Iglesia. Es el modelo de todos los esposos, como la Iglesia es el modelo de todas las esposas. Estamos en el interior de la vocación al matrimonio de los esposos, de las familias, porque se trata de un amor: ser esposo y ser esposa quiere decir estar enamorado recíprocamente hasta el punto de darse a sí mismo, de entregar la propia vida a otra persona. Pero esta entrega de la vida, este don del amor, el don esponsal, lleva consigo otro misterio, que conduce al misterio de la Creación, lleva consigo el misterio de la vida, de la procreación de la vida: Creación-procreación. Todo esto lo vivimos como una realidad humana, aunque está impregnada profundamente de la luz divina. Podemos decir que esta realidad nos acompaña desde las primeras palabras del Génesis hasta las últimas del Apocalipsis.

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[2.–] No es bueno que los cónyuges, los esposos, aun recibiendo el sacramento del Matrimonio en la Iglesia, sepan poco de estas cosas. Deben saber mucho. Querría expresar mi alegría, mi gratitud por el hecho de que vuestra parroquia, vuestro pastor, tratan de acercar a los matrimonios jóvenes a este misterio esponsal, tan cercano a Cristo, tan marcado, sellado por su misterio, por su vida, por su muerte y resurrección. Con estas palabras, querría, al mismo tiempo, animaros a continuar por este camino; primero, como preparación al matrimonio, y después, como continuación, como profundización. Es necesaria esta luz divina sobre el amor humano, sobre el amor que debe dar vida, nueva vida humana; más: nueva vida divina, porque esta vida humana llega a ser vida sobrenatural a través del Bautismo, la vida de un hijo adoptivo de Dios. Os auguro, en este camino de preparación, de continuación, dar un significado profundo a vuestra vocación. Se dice vocación cuando uno se hace sacerdote, religioso, monje, monja; cuando uno se casa, se hace marido o mujer, se trata de otra vocación en el plano divino. Os deseo que viváis con fidelidad vuestra propia vocación, queridísimos novios y queridísimos esposos. Que el Señor bendiga vuestras familias, vuestros hijos, los pequeños que he abrazado. Os deseo una Pascua feliz: Pascua quiere decir también el principio de la vida, de una vida nueva.

[OR (e. c.), 19.III.1989, 2]