[1397] • JUAN PABLO II (1978-2005) • LOS OBISPOS, ANIMADORES DE LA PASTORAL FAMILIAR
Del Discurso Au terme, a los Obispos de Burundi, en Bujumbura (Burundi), 5 septiembre 1990
1990 09 05 0004
4. En lo que concierne a la totalidad del Pueblo de Dios, me detengo solamente sobre tres objetivos importantes, entre muchos otros. Pienso, sobre todo, en los numerosos problemas relativos a la familia, la vida cristiana de los esposos, su responsabilidad para la acogida de la vida y para la educación de los hijos. Frente a las vacilaciones provocadas por los muchos cambios de la sociedad, es importante que las familias cristianas sean iluminadas sobre la moral cristiana y comprendan el sentido de las exigencias que la misma presenta, sin dejarse desviar por influencias divergentes que frecuentemente las obscurecen. Sed los animadores de la pastoral familiar, en todas sus dimensiones; es un objetivo preferente que se debe buscar con paciencia por la totalidad de los agentes pastorales.
Conocemos las dificultades con las que debe enfrentarse vuestro país para su desarrollo. Al mismo tiempo que los cristianos participan con competencia en los esfuerzos de la nación, es necesario prestar una particular atención a los pobres, numerosos entre vosotros, los pobres de las ciudades y de las montañas, pobres materialmente, moralmente y espiritualmente, con demasiada frecuencia socialmente marginados. Que las comunidades cristianas manifiesten respecto a ellos una caridad creativa, perseverante, misericordiosa, como también una ayuda concreta y eficaz. Esto exige mucha generosidad por parte del mayor número de fieles. Sostened las iniciativas en este sentido. También esto será una respuesta a las invitaciones del Evangelio a seguir a Cristo por los caminos que Él mismo nos ha señalado.
Un tercer objetivo que querría recordar es, para todos los miembros de la Iglesia, especialmente para los laicos, el de la coherencia entre las opciones de la vida cotidiana y las exigencias de la fe. En el trabajo, en la educación, en las responsabilidades públicas, en las acciones para el desarrollo, es importante que los cristianos lleven a cabo un lúcido discernimiento entre los valores cristianos y los falsos valores. Sin ello, ¿cómo sintonizar la propia vida cotidiana con las convicciones de fe? Acabáis de recordar que este conjunto de problemas, que no hago otra cosa que recordar, os preocupa. No ahorréis esfuerzo alguno para ayudar a vuestros diocesanos a vivir como cristianos en la nación. En particular, expresad claramente los motivos cristianos de una participación generosa de todos en la consolidación de la unidad nacional. Los discípulos del Hijo de Dios hecho hombre deben amar al hombre, tanto para defenderlo contra el pecado cuando es necesario, como para potenciar su dignidad.
[E 50 (1990), 1440]
1990 09 05 0004
4. En ce qui concerne l’ensemble du Peuple de Dieu, je ne retiendrai que trois objectifs importants, parmi bien d’autres. Je pense d’abord aux questions nombreuses que posent la famille, la vie chrétienne des époux, leurs responsabilités pour l’accueil de la vie et l’éducation des enfants. Devant les hésitations provoquées par maints changements de la société actuelle, il importe que les familles chrétiennes soient éclairées sur la morale chrétienne et comprennent le sens des exigences qu’elle présente, sans se laisser égarer par des influences divergentes qui les troublent souvent. Soyez les animateurs de la pastorale familiale, dans toutes ses dimensions; c’est un objectif prioritaire à poursuivre patiemment par l’ensemble des agents pastoraux.
Nous connaissons les difficultés auxquelles se heurte votre pays pour son développement. En même temps que les chrétiens participent avec compétence aux efforts de la nation, il faut accorder une attention particulière aux pauvres, nombreux parmi vous, les pauvres des villes et des collines, pauvres matériellement, moralement et spirituellement, trop souvent socialement marginalisés. Que les communautés chrétiennes déploient à leur égard une charité inventive, persévérante, miséricordieuse, de même qu’une entraide concrète efficace. Cela demande beaucoup de générosité de la part du plus grand nombre de fidèles. Soutenez les initiatives qui vont dans ce sens. Ce sera, là encore, répondre à des appels de l’Évangile et suivre le Christ sur des chemins qunous a lui-même tracés.
Un troisième objectif que je voudrais rappeler, c’est, pour tous les membres de l’Église, spécialement pour les laïcs, celui de la cohérence entre les choix de la vie courante et les requêtes de la foi. Dans le travail, dans l’éducation, dans les responsabilités publiques, dans les actions pour le développement, il importe que les chrétiens opèrent un discernement lucide entre les valeurs chrétiennes et les anti-valeurs. Sans cela, comment accorder son activité quotidienne aux convictions de foi? Vous l’avez dit tout à l’heure, l’ensemble de questions que je ne fais qu’évoquer vous préoccupe. N’épargnez aucun effort pour aider vos diocésains à vivre en chrétiens dans la nation. En particulier, exprimez clairement les motifs chrétiens d’une participation généreuse de tous à la consolidation de l’unité nationale. Que les disciples du Fils de Dieu fait homme aiment assez l’homme pour le défendre contre son péché quand il le faut, et pour promouvoir sa dignité!
[AAS 83 (1991), 215-216]