[1488] • JUAN PABLO II (1978-2005) • DEFENDER LA INTEGRIDAD Y SANTIDAD DE LA VIDA FAMILIAR
Del Discurso It is a pleasure, a la Asamblea plenaria del Pontificio Consejo de la Comunicación Social, 12 marzo 1993
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4. Entre los muchos temas de la agenda de vuestro encuentro, estáis estudiando el modo como se aplica la instrucción pastoral Aetatis novae y lo que es preciso hacer para que se siga aplicando en toda la Iglesia. Habéis considerado de nuevo aspectos importantes como la formación de los comunicadores católicos, la promoción de modelos morales en la publicidad y una mayor coordinación en el campo de la radio católica.
La relación de la Iglesia con los medios de comunicación social es compleja y requiere una reflexión constante de vuestra parte. Por un lado, la Iglesia considera los medios de comunicación social como un potencial inagotable no sólo para la difusión de información, la creación y comunicación del arte y la cultura, el nutrimiento y el refinamiento del espíritu humano, sino también para la difusión y el fortalecimiento del reino de Dios. Al mismo tiempo es consciente, con dolor, del daño que puede causar a las personas y a la sociedad el uso incorrecto de estos instrumentos (cfr. Inter mirifica 1 y 2). En situaciones concretas es deber de la Iglesia, tanto de sus pastores como de sus miembros, reconocer y fomentar programas y publicaciones que promuevan la unidad, la paz, las virtudes y el verdadero amor fraterno. Del mismo modo, puede ser deber de la Iglesia y de sus pastores, e incluso de todos los fieles, protestar contra los programas y las publicaciones que son moralmente censurables y que amenazan violar la integridad personal y pública y la santidad de la vida familiar. Las ocasiones cada vez más frecuentes en que las autoridades de la Iglesia y los comunicadores se reúnen para entablar un intercambio y un diálogo provechosos pueden ayudar a los miembros de la Iglesia a comprender con mayor claridad los medios de comunicación social y su lenguaje especial. Y pueden ayudar, asimismo, a que los medios de comunicación social comprendan mejor a la Iglesia y el esfuerzo que realiza por medio de la palabra y la acción, a fin de transmitir el mensaje y el amor de Jesucristo.
Sólo me queda alentaros en vuestra tarea y aseguraros la gratitud de la Santa Sede. Os deseo que, gracias a la intercesión de María, madre del Redentor, vuestros esfuerzos por fomentar un uso cada vez más recto de los medios de comunicación entre los miembros de la Iglesia den fruto abundante, para que el mundo pueda conocer el amor creativo, redentor y santificador de su Hijo divino. Invoco los dones divinos de fortaleza y alegría sobre vosotros y vuestros seres queridos, a la vez que os imparto cordialmente mi bendición apostólica.
[DP-37 (1993), 53]
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4. Among the many items on the agenda of your meeting, you are studying how the Pastoral Instruction “Aetatis Novae” is being implemented and seeing what needs to be done to promote its further application throughout the Church. You have again been looking at such important aspects as the training of Catholic communicators, the promotion of moral standards in advertising, and greater coordination in the field of Catholic radio broadcasting.
The Church’s relationship to the media is a complex one and requires constant reflection on your part. On the one hand, the Church sees the means of social communication as having endless potential, not only for the diffusion of information, the creation and communication of art and culture, the refreshment and refinement of the human spirit, but also for the spread and strengthening of God’s kingdom. At the same time she is painfully aware of the damage which can be inflicted on individuals and society by the misuse of these instruments (2). In concrete situations, it is the duty of the Church, her pastors and her members, to acknowledge and encourage programmes and publications which promote unity, peace, virtue and true brotherly love. Likewise, it can be the duty of the Church and her shepherds, and indeed of all the faithful, to protest against programmes and publications which are morally objectionable and which threaten to violate personal and public integrity and the sanctity of family life. The increasing number of occasions in which Church leaders and communicators meet for fruitful exchange and dialogue can help the members of the Church to understand the media and its special “language” more clearly. It can also help the media to gain a better understanding of the Church and of what she does by word and action to communicate the message and the love of Jesus Christ.
It only remains for me to encourage you in your work and to assure you of the Holy See’s gratitude. Through the intercession of Mary, Mother of the Redeemer, may your efforts to foster an ever better use of the media by the members of the Church bear abundant fruit, so that the world may know the creative, redemptive and sanctifying love of her Divine Son. I invoke upon you and your loved ones God’s gifts of strength and joy, and I cordially impart my Apostolic Blessing.
[AAS 86 (1994) 71-72]
2. Cfr. Inter mirifica, 1 y 2.