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Magisterio sobre amor, matrimonio y familia <br /> <b>Warning</b>: Undefined variable $titulo in <b>/var/www/vhosts/enchiridionfamiliae.com/httpdocs/cabecera.php</b> on line <b>29</b><br />
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[1612] • JUAN PABLO II (1978-2005) • PROMOVER LA CULTURA DE LA PATERNIDAD RESPONSABLE

Saludo en el rezo del Ángelus, 28 agosto 1994

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1. Ante la proximidad de la Conferencia de El Cairo sobre “Población y Desarrollo”, en el contexto del Año Internacional de la Familia que estamos celebrando, deseo insistir una vez más, sobre el tema, extraordinariamente importante, de la institución familiar.

Querría, en particular, expresar mi preocupación por una cierta tendencia del documento preparatorio de la mencionada Conferencia a concebir la sexualidad en clave demasiado individualista sin valorar suficientemente sus implicaciones sociales que constituyen el fundamento de la institución del matrimonio y de la familia.

Es la misma naturaleza humana la que constituye el fundamento de dicha institución. “El hombre –decía Aristóteles– es, por su naturaleza, más inclinado a vivir en pareja que a asociarse políticamente, puesto que la familia es una realidad anterior y más necesaria que el Estado” (Ética a Nicómaco, VIII, 12). De este dato se convierte en intérprete la Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuando presenta a la familia como “el elemento natural y fundamental de la sociedad” (art. 16).

Sería grave el hecho de que en la Conferencia de El Cairo, a causa de la preocupación por hacer frente al problema planteado por el rápido crecimiento demográfico, en lugar de orientarse hacia la promoción de una cultura de la procreación responsable, se contentasen con aceptar o, sin más, favorecer, una sexualidad carente de referencias éticas y, sobre todo, del específico compromiso que el hombre y la mujer asumen, recíprocamente y ante la comunidad, con el consenso conyugal.

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2. Es verdad: en la actualidad a veces se escuchan sobre el tema valoraciones y propuestas poco sorprendentes. Pero la estructura psicobiológica de la sexualidad humana es un dato objetivo que, a pesar de la fragilidad de los comportamientos y la variedad de las opiniones, no cesa de orientar hacia el encuentro profundo y estable entre el hombre y la mujer en el matrimonio haciéndolos responsables de la vida que surge de dicho encuentro. Antes que una cuestión de fe, se trata de un dato antropológico que se impone a la simple reflexión racional.

En realidad, la apuesta es el futuro de la familia y de la misma sociedad.

En las naciones más desarrolladas, en las que el problema demográfico se plantea por defecto más que por exceso, existen ya algunas señales alarmantes de una moral de la vida y de las relaciones interpersonales, fuertemente en crisis. Piénsese, por ejemplo, en la droga, en la violencia, en la falta de ideales y de valores, en la minimización del sentido y respeto de la vida, en la indiferencia hacia los ancianos, en la inseguridad de los jóvenes... Ante tales situaciones inquietantes ¿no surge de forma espontánea la necesidad de hacer un llamamiento a la recuperación indispensable del papel y de la responsabilidad de la familia?

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3. Que la Virgen Santa, a la que dirigimos confiados nuestra plegaria, tenga a bien abrir los ojos de la Humanidad en este momento crucial de su historia. Que obtenga para los responsables el coraje de opciones sabias y prudentes, de acuerdo con el plan de Dios. Que ayude a los hombres y a las mujeres de nuestro tiempo a redescubrir el sentido del matrimonio y de la familia y a vivirlo con alegría, fidelidad y responsabilidad.

Solamente así es posible construir un futuro mejor, más sereno y solidario para toda nuestra Humanidad.

[E 54 (1994), 1444]