[1677] • JUAN PABLO II (1978-2005) • LA DIGNIDAD Y MISIÓN DE LA MUJER EN LA FAMILIA Y EN LA SOCIEDAD
De la Homilía en la Liturgia de los Laudes con las Hermanas de San José del Sagrado Corazón de Jesús, Sydney (Australia), 19 enero 1995
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4. Entre las apremiantes cuestiones que debe afrontar el pueblo de Dios en Australia, está la necesidad de comprender la dignidad y la misión de la mujer, en la familia, en la sociedad y en la Iglesia, que es fiel a la “verdad del Evangelio” (Ga 2, 14). Una auténtica teología de la mujer, basada en una antropología revelada en el ministerio de la Creación y de la Redención, ilumina la originalidad femenina y el genio particular de las mujeres (cf. Mulieris dignitatem, 10 y 30). Las mujeres que buscan un auténtico concepto cristiano de la femineidad pueden contemplar el papel libre y activo que asumió María de Nazaret, la Virgen Madre del Señor. En ella, todas las mujeres pueden descubrir “el secreto para vivir dignamente su femineidad y para llevar a cabo su verdadera promoción” (Redemptoris Mater, 46).
Debe quedar claro que la Iglesia rechaza decididamente cualquier forma de discriminación que comprometa de alguna manera la igual dignidad del hombre y la mujer. Con todo, la total igualdad de las personas va acompañada de una maravillosa complementariedad, que no sólo afecta al papel respectivo de los hombres y las mujeres, sino también, y más profundamente, a su carácter y a su significado como personas (cf. Christifideles laici, 50). Por este motivo, estoy convencido de que una antropología equivocada está en la raíz del fracaso de la sociedad para comprender la doctrina de la Iglesia sobre el verdadero papel de la mujer. Este papel de ninguna manera ha quedado disminuido: al contrario, es valorizado por el hecho de estar relacionado de modo especial con la maternidad –la fuente de nueva vida–, tanto física como espiritual. Por eso, la Iglesia afronta el desafío de buscar modos nuevos y creativos de reconocer e integrar los carismas específicos de las mujeres, que son especiales para la edificación del cuerpo de Cristo en la unidad y el amor.
[O.R. (e. c.) 3.II.1995, 11]
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4. Among the pressing issues facing the People of God in Australia there is the need for an understanding of the dignity and mission of women, in the family, in society and in the Church, which is faithful to “the truth of the Gospel” (17). An authentic theology of woman, based upon an anthropology revealed in the mystery of Creation and Redemption, brings to light women’s feminine “originality” and particular “genius” (18). Women who seek a true Christian concept of femininity can look to the free and active role assumed by Mary of Nazareth, the Virgin-Mother of the Lord. In her, all women can discover “the secret of living their femininity with dignity and of achieving their own true advancement” (19).
It must be clear that the Church stands firmly against every form of discrimination which in any way compromises the equal dignity of women and men. The complete equality of persons is however accompanied by a marvellous complementarity. This complementarity concerns not only the roles of men and women but also, and more deeply, their make-up and meaning as persons (20). For that reason I am convinced that a mistaken anthropology is at the root of the failure of society to understand Church teaching on the true role of women. That role is in no way diminished but is in fact enhanced by being related in a special way to motherhood –the source of new life– both physical and spiritual. The Church therefore faces the challenge of finding fresh and creative ways of recognizing and integrating the specific charisms of women, which are essential to building up the Body of Christ in unity and love.
[Insegnamenti GP II, 18/1, 206]
17. Gal 2,14.
18. Cfr. Ioannis Pauli PP. II Mulieris Dignitatem, 10 et 30 [1988 08 15/ 10 y 30].
19. Ioannis Pauli PP. II Redemptoris Mater, 46.
20. Cfr. Ioannis Pauli PP. II Christifideles Laici, 50.