[1815] • JUAN PABLO II (1978-2005) • El valor de la vida y del trabajo en el hogar
De la Alocución I Vangeli, en la Audiencia General, 29 enero 1997
1997 01 29 0002
2. En María la conciencia de que cumplía una misión que Dios le había encomendado atribuía un significado más alto a su vida diaria. Los sencillos y humildes quehaceres de cada día asumían, a sus ojos, un valor singular, pues los vivía como servicio a la misión de Cristo.
El ejemplo de María ilumina y estimula la experiencia de tantas mujeres que realizan sus labores diarias exclusivamente entre las paredes del hogar. Se trata de un trabajo humilde, oculto, repetitivo que, a menudo, no se aprecia bastante. Con todo, los muchos años que vivió María en la casa de Nazaret revelan sus enormes potencialidades de amor auténtico y, por consiguiente, de salvación. En efecto, la sencillez de la vida de tantas amas de casa, que consideran como misión de servicio y de amor, encierra un valor extraordinario a los ojos del Señor.
Y se puede muy bien decir que para María la vida en Nazaret no estaba dominada por la monotonía. En el contacto con Jesús, mientras crecía, se esforzaba por penetrar en el misterio de su Hijo, contemplando y adorando. Dice san Lucas: “María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón” (Lc 2, 19; cf. 2, 51).
“Todas estas cosas” son los acontecimientos de los que ella había sido, a la vez, protagonista y espectadora, comenzando por la Anunciación, pero sobre todo es la vida del Niño. Cada día de intimidad con él constituye una invitación a conocerlo mejor, a descubrir más profundamente el significado de su presencia y el misterio de su persona.
[OR (e.c.) 31.I.1997, 3]
1997 01 29 0002
2. In Maria la coscienza di assolvere ad un compito affidatole da Dio attribuiva un significato più alto alla sua vita quotidiana. I semplici ed umili lavori di ogni giorno assumevano, ai suoi occhi, un singolare valore, in quanto venivano vissuti da Lei come servizio alla missione di Cristo.
L’esempio di Maria illumina ed incoraggia l’esperienza di tante donne che svolgono il loro quotidiano lavoro esclusivamente tra le pareti domestiche. Si tratta di un impegno umile, nascosto, ripetitivo e, spesso, non sufficientemente apprezzato. Tuttavia i lunghi anni trascorsi da Maria nella casa di Nazaret, ne rivelano le enormi potenzialità di amore autentico e quindi di salvezza. Infatti, la semplicità della vita di tante casalinghe, sentita come missione di servizio e di amore, racchiude un valore straordinario agli occhi del Signore.
E si può ben dire che la vita di Nazaret per Maria non era dominata dalla monotonia. A contatto con Gesù che cresceva, Ella si sforzaba di penetrare il mistero di suo Figlio, contemplando e adorando. Dice san Luca: “Maria serbava tutte queste cose meditandole nel suo cuore” (2, 19; cfr 2, 51).
“Tutte queste cose”: sono gli eventi di cui Ella è stata, insieme, protagonista e spettatrice, a cominciare dall’Annunciazione; ma, soprattutto, è la vita del Bambino. Ogni giorno d’intimità con Lui costituisce un invito a conoscerlo meglio, a scoprire più profondamente il significato della sua presenza e il mistero della sua persona.
[OR 30.I.1997, 4]