[1826] • JUAN PABLO II (1978-2005) • EL PROBLEMA DE LA PASTORAL DE LOS DIVORCIADOS
Del Discurso Mit grober Freude, a los Obispos de Escandinavia, en la visita ad limina, 19 abril 1997
1997 04 19b 0008
8. [...] También en vuestros países aumentan los casos de divorcio civil. El problema pastoral de los divorciados vueltos a casar es cada vez más urgente. Repito lo que dije el pasado 24 de enero con ocasión de la asamblea plenaria del Consejo pontificio para la familia: no se les puede admitir a la comunión eucarística ni a la reconciliación en el sacramento de la penitencia; sin embargo, estos hombres y mujeres deben saber que la Iglesia los ama, los acompaña y sufre por su situación. Los divorciados vueltos a casar son miembros suyos, pues han recibido el bautismo y han conservado la fe cristiana (cf. Familiaris consortio, 84)[1]. Los pastores deben estar cerca de ellos con amor solícito, para que perseveren en la oración y mantengan la confianza en el amor paterno de Dios (cf. ib.)[2].
Las Iglesias luteranas han permitido recientemente a las mujeres desempeñar funciones de dirección, entre las cuales figura también la del episcopado. Reafirmo con fuerza que “la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia” (Ordinatio sacerdotalis, 4).
[OR (e.c.) 9.V.1997, 11]
[1]. [1981 11 22/ 84]
[2]. [1981 11 22/ 84]
1997 04 19b 0008
8. [...] Die zivilen Ehescheidungen haben auch in euren Ländern steigende Tendenz. Das pastorale Problem der wiederverheirateten Geschiedenen stellt sich deshalb immer dringender. Ich wiederhole das, was ich am 24. Januar dieses Jahres bei der Vollversammlung des Päpstlichen Rates für die Familie gesagt habe: Zwar können sie weder zur eucharistischen Kommunions noch zum Sakrament der Versöhnung zugelassen werden, doch “diese Frauen und Männer sollen wissen, daß die Kirche sie liebt, daß sie ihnen nicht fern ist, daß sie an ihrer Situation leidet. Die wiederverheirateten Geschiedenen sind und bleiben ihre Mitglieder, weil sie die Taufe empfangen haben und den christlichen Glauben bewahren” (vgl. Familiaris consortio, 84)[1]. Die Seelsorger sind aufgerufen, ihnen “in fürsorgender Liebe beizustehen”, damit sie ausdauernd bleiben im Gebet und auf die väterliche Fürsorge Gottes vertrauen (vgl. ebd.)[2].
Die lutherischen Kirchen haben in jüngster Vergangenheit wiederholt Frauen in Führungsaufgaben, darunter auch ins Bischofsamt gewählt. Ausdrücklich betone ich, “daß die Kirche keine Vollmacht hat, Frauen die Priesterweihe zu spenden, und daß sich alle Gläubigen der Kirche endgültig an diese Entscheidung zu halten haben” (Ordinatio sacerdotalis, 4).
[OR 20.IV.1997, 5]
[1]. [1981 11 22/ 84]
[2]. [1981 11 22/ 84]