[1846] • JUAN PABLO II (1978-2005) • MOSTRAR LA BELLEZA Y GRANDEZA DEL AMOR AUTÉNTICO
Del Saludo en el rezo del Ángelus, Castel Gandolfo (Italia), 21 septiembre 1997
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1. Se acerca el Encuentro mundial del Papa con las familias, que tendrá lugar en Río de Janeiro durante los primeros días del mes próximo. También hoy mi reflexión se orienta hacia este importante acontecimiento que, si Dios quiere, tendré la alegría de presidir, y es importante que las comunidades cristianas, y especialmente las familias, lleguen a él con ánimo dispuesto y preparado.
Con viva satisfacción he sabido que representantes de asociaciones y movimientos en favor de la familia y de la vida irán de todas las partes del mundo a Río de Janeiro. Darán juntos un gran testimonio, que tendrá el significado positivo de un desafío. Dirán al mundo que, inspirando su existencia en el Evangelio, es posible vivir un amor fiel, responsable y generoso; dirán que la familia es la cuna natural, en la que es posible acoger con alegría la vida humana, amarla, protegerla y educarla.
Queridas familias, ¡sed sal de la tierra y luz del mundo! (cf. Mt 5, 13-14). Hoy, más que nunca, vuestra tarea urgente consiste en proclamar, con vuestro mismo modo de vivir, la belleza y la grandeza del auténtico amor. Acercándoos en el sacramento del matrimonio al misterio del amor de Cristo y de la Iglesia, haced resplandecer en vosotros mismos la luz del Evangelio, en la que está la salvación del mundo.
[OR (e.c.) 26.IX.1997, 1]
1997 09 21 0001
1. Si avvicina l’Incontro mondiale del Papa con le famiglie, che avrà luogo a Rio de Janeiro, ai primi giorni del mese prossimo. Anche oggi la mia riflessione si orienta verso tale importante evento, che, a Dio piacendo, avrò la gioia di presiedere, ed al quale è importante che le comunità cristiane, e specialmente le famiglie, giungano sensibili e preparate.
Con viva soddisfazione ho appreso che da ogni parte del mondo si recheranno a Rio de Janeiro rappresentanti di associazioni e movimenti per la famiglia e per la vita. Insieme, essi renderanno una grande testimonianza, che assumerà il significato positivo di una sfida. Diranno al mondo che, ispirando la propria esistenza al Vangelo, è possibile vivere un amore fedele, responsabile e generoso; diranno che la famiglia è la culla naturale, dove è possibile accogliere con gioia la vita umana, amarla, proteggerla, educarla.
Care famiglie! Siate sale della terra e luce del mondo! (cfr. Mt 5, 13.14). Oggi più che mai, è vostro compito impellente proclamare, col vostro stesso modo di vivere, la bellezza e la grandezza dell’autentico amore. Attingendo, nel sacramento del matrimonio, al mistero dell’amore di Cristo e della Chiesa, fate risplendere in voi stesse la luce del Vangelo, in cui sta la salvezza del mondo.
[OR 22-23.IX.1997, 1]