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Magisterio sobre amor, matrimonio y familia <br /> <b>Warning</b>: Undefined variable $titulo in <b>/var/www/vhosts/enchiridionfamiliae.com/httpdocs/cabecera.php</b> on line <b>29</b><br />
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[1934] • JUAN PABLO II (1978-2005) • LA PARTICIPACIÓN DE LA FAMILIA EN LA NUEVA EVANGELIZACIÓN

De la Exhortación Apostólica postsinodal Ecclesia in Asia, 6 noviembre 1999

1999 11 06b 0046

46. La familia es el lugar normal donde las generaciones jóvenes alcanzan la madurez personal y social. La familia encierra la herencia de la humanidad misma, dado que la vida pasa por ella de generación en generación. La familia ocupa un lugar muy importante en las culturas de Asia y, como subrayaron los padres sinodales, los valores familiares como el respeto filial, el amor y el cuidado de los ancianos y los enfermos, el amor a los pequeños y la armonía, son tenidos en gran estima en todas las culturas y tradiciones religiosas de ese continente.

La familia, a la luz de la fe cristiana, es “la iglesia doméstica” (226). La familia cristiana, como la Iglesia entera, debe ser el lugar donde la verdad del Evangelio es regla de vida y don que los miembros de la familia dan a la comunidad más amplia. No es simplemente objeto del cuidado pastoral de la Iglesia, sino también uno de los agentes más eficaces de evangelización. Hoy las familias cristianas están llamadas a testimoniar el Evangelio en tiempos y circunstancias difíciles, cuando la familia misma se halla amenazada por un conjunto de fuerzas (227). Para ser agente de evangelización en esas circunstancias, la familia cristiana necesita ser auténticamente “la iglesia doméstica”, viviendo con amor humilde la vocación cristiana.

Como indicaron los padres sinodales, eso significa que la familia debe desempeñar un papel activo en la vida de la parroquia, tomando parte en los sacramentos, especialmente en los de la Eucaristía y la penitencia, y comprometiéndose en el servicio a los demás. Eso implica también que los padres deben esforzarse por hacer que los momentos en que la familia se reúne habitualmente constituyan una oportunidad de oración, de lectura y de reflexión sobre la Biblia, de adecuadas celebraciones presididas por ellos y de sana expansión. Eso ayudará a la familia cristiana a transformarse en foco de evangelización, donde cada miembro experimente el amor de Dios y lo comunique a los demás (228). Los padres sinodales también reconocieron que los hijos desempeñan un papel en la evangelización tanto de su propia familia como de la comunidad más amplia (229). Convencido de que “el futuro del mundo y de la Iglesia pasa a través de la familia” (230), una vez más propongo estudiar y aplicar lo que indiqué sobre el tema de la familia en la exhortación apostólica Familiaris consortio, fruto de la V Asamblea general ordinaria del Sínodo de los obispos de 1980.

[OR (e.c.) 12.XI.1999, 20]

226. Conc. Ecum. Vat. II, Cost. dogm. sulla Chiesa Lumen gentium, 11 [1964 11 21a/ 11].

227. Cfr Assemblea Speciale per l’Asia del Sinodo dei Vescovi, Relatio ante disceptationem: L’Osservatore Romano, 22 aprile 1998, p. 6.

228. Cfr Propositio 32.

229. Cfr Propositio 33.

230. Discorso alla Confederazione dei Consultorii cristiani (29 novembre 1980), 4: Insegnamenti III, 2 (1980), 1454 [1980 11 29/ 4].