[1964] • JUAN PABLO II (1978-2005) • NECESIDAD DE ESFORZARSE EN LA PREVENCIÓN CONTRA EL USO INDEBIDO DE LAS DROGAS
Del Mensaje É con viva satisfaçao, a los fieles de Brasil, en la celebración de la Campaña de la Fraternidad 6 enero 2001
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[1.-] Con profunda satisfacción doy inicio a la primera Campaña de fraternidad del nuevo milenio, promovida por la Conferencia nacional de los obispos del Brasil durante la Cuaresma de este año, con el lema: âVida sÃ, drogas noâ. Sigue vivo en la memoria el Año jubilar, recién terminado; quiera Dios misericordioso que haya sido fuente de abundantes gracias y consolaciones para todos los cristianos, pues él envió a su Hijo a la tierra para âque todos tengan vida y la tengan en abundanciaâ (cf. Jn 10, 10). SÃ, queridos hermanos y hermanas: que todos tengan la verdadera vida alcanzada por el amor misericordioso de nuestro Salvador, Jesucristo.
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[2.-] La Cuaresma quiere ser una llamada a la conversión de los corazones, por la oración y la penitencia, propiciando que âla austeridad penitencial de estos dÃas nos ayude en el combate cristiano contra las fuerzas del malâ, como rezamos en la oración colecta del miércoles de Ceniza. Hoy, la Iglesia en Brasil quiere ayudar a la participación de toda la sociedad en la prevención del uso indebido de drogas. Ojalá que este espÃritu cristiano de templanza, vivido y testimoniado, sea precisamente el camino para dar comienzo a la nueva vida de unión con Cristo.
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[3.-] Estos son los deseos que expreso especialmente para todos aquellos que han sido atrapados por las redes de las drogas. Muchos de los que, desgraciadamente, han caÃdo en la malla de las sustancias estupefacientes testifican que dicha experiencia fue una fuga de sà mismos y de la realidad. Con frecuencia la droga es una fuga de sà mismo y de la realidad; a menudo es fruto del vacÃo interior, renuncia y pérdida de orientación que lleva a veces a la desesperación. Por eso la droga no se vence con la droga, sino que requiere una vasta acción de prevención, a fin de que la cultura de la vida sustituya a la cultura de la muerte.
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[4.-] Hay que ofrecer a los jóvenes y a las familias motivos concretos de esperanza y ayudarles eficazmente en las dificultades de cada dÃa. La verdadera alternativa a las numerosas sustancias nocivas que entorpecen a la persona humana muchos la han encontrado en el seno de una comunidad que, más allá de las soluciones técnicas, ofrece un itinerario humano y espiritual que permite salir del abismo de la droga y volver de nuevo a la vida, a fin de que puedan ofrecer como protagonistas su contribución a la edificación de una sociedad libre de todo tipo de droga. La Iglesia da las gracias a todos los que prestan este servicio competente y desinteresado a la vida y a la dignidad humana.
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[5.-] Si la fe pasa a través de todo lo que vivimos, con el ejemplo de una vida sencilla y sobria los hombres y las mujeres de Brasil deben testimoniar que Cristo está entre nosotros. Sed portadores de esperanza para las vÃctimas de este azote social, en especial entre los jóvenes. Precisamente cuando la familia brasileña está amenazada por estos males, la esperanza en Cristo resucitado nos da la certeza de liberación y salvación. Ruego a Dios, por intercesión de Nuestra Señora Aparecida, que proteja a Brasil y a su pueblo, y, como prenda del más sincero afecto a la Tierra de Santa Cruz, envÃo una propiciadora bendición apostólica.
[OR (ed. esp.) 16-III-2001, 2]
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[1.-] à com viva satisfação que dou inÃcio à primeira Campanha da Fraternidade do novo milênio, promovida pela Conferência Nacional dos Bispos do Brasil durante a Quaresma deste ano, com o lema: âVida sim, drogas nãoâ. Permanece ainda viva na memória o Ano Jubilar, recém terminado; queira Deus Misericordioso tenha sido fonte copiosa de graças e consolações para todos os cristãos, pois Ele enviou Seu Filho na terra para âque todos tenham vida e a tenham em abundânciaâ[3]. Sim, caros irmãos e irmãs! Que todos tenham a verdadeira vida alcançada pelo amor misericordioso de nosso Salvador, Jesus Cristo.
[3]Cfr. Io. 10, 10.
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[2.-] A Quaresma quer ser um apelo à conversão dos corações, pela oração e pela penitência, auspiciando que no âcombate contra o espÃrito do mal, sejamos fortalecidos com o auxÃlio da temperançaâ, como se reza na Oração Coleta da Quarta-feira de Cinzas. Hoje, a Igreja no Brasil quer ajudar a participação de toda a sociedade na prevenção do uso indevido de drogas. Faço votos de que seja precisamente este espÃrito cristão de temperança, vivido e testemunhado, o caminho para dar inÃcio à nova vida de união com Cristo.
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[3.-] Estes são os auspÃcios que faço especialmente para todos aqueles que se deixaram envolver nas redes das drogas. Muitos daqueles que, infelizmente, cairam na malha das substâncias entorpecentes testemunham que tal experiência foi uma fuga de si próprios e da realidade. A droga é, com freqüência uma fuga de si próprios e da realidade. A droga é, com freqüência, fruto do vazio interior, renúncia e perda de orientação que conduz, à s vezes, ao desespero. Eis porque a droga não se vence com a droga, mas requer uma vasta ação de prevenção, a fim de que a cultura da morte seja substituÃda pela cultura da vida.
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[4.-] à necessário oferecer a los jovens e a là s famÃlias motivos concretos de esperança e auxiliá-los eficazmente nas dificuldades de cada dia. A verdadeira alternativa à s numerosas substâncias nocivas que entorpecem a pessoa humana foi encontrada por muitos no seio de uma comunidade que, para além das soluções técnicas prestadas, ofereceu um itinerário humano e espiritual permitindo sair do abismo da droga e ressurgir de novo para a vida, a fim de que possam oferecer como protagonistas sua contribuição na edificação de uma sociedade livre de todo o tipo de droga. A Igreja é grata a todos os que prestam este serviço competente e desinteressado à vida e à dignidade humana.
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[5.-] Se a fé passa através de tudo aquilo que vivemos, será com o exemplo de uma vida simples e sóbria que os homens e as mulheres do Brasil testemunharão que Cristo está no meio de nós. Sede portadores da esperança para as vÃtimas deste flagelo social, especialmente entre os jovens. à quando a famÃlia brasileira está ameaçada por estes males, que a esperança em Cristo ressuscitado nos dá a certeza de libertação e salvação.Peço a Deus, pela intercessão de Nossa Senhora Aparecida, que proteja o Brasil e sua gente e envio, em sinal do mais sincero afeto pela Terra da Santa Cruz, uma propiciadora Bênção Apostólica.
[Insegnamenti GP II, 24/1 (2001), 131-132]