[2029] • JUAN PABLO II (1978-2005) • REGULACIÓN NATURAL DE LA FERTILIDAD Y CULTURA DE LA VIDA
Mensaje Sono lieto, a los participantes en el Congreso Internacional sobre “Regulación natural de la fertilidad y cultura de la vida”, celebrado en Roma, 28 enero 2004
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1. Me alegra enviar mi cordial saludo a todos vosotros, participantes en el Congreso internacional sobre âRegulación natural de la fertilidad y cultura de la vidaâ, que se celebra en Roma durante estos dÃas. Saludo con afecto a todos y cada uno. Expreso mi vivo aprecio a los que han colaborado en la realización de esta iniciativa: en primer lugar, al Centro de estudios para la regulación natural de la fertilidad, a las Facultades de medicina y cirugÃa de las diversas universidades romanas, al Ministerio italiano de sanidad, al Instituto italiano de medicina social y a la Oficina de pastoral universitaria del Vicariato de Roma.
Este encuentro afronta temas actuales, muy interesantes para el desarrollo de las relaciones entre la ciencia y la ética. El Magisterio de la Iglesia ha acompañado con gran solicitud el desarrollo de la que podrÃamos llamar âcultura de la procreación responsableâ y ha fomentado el conocimiento y la difusión de los métodos llamados ânaturalesâ de regulación de la fertilidad. En diversas ocasiones mis venerados predecesores, desde PÃo XII hasta Pablo VI, impulsaron la investigación en ese ámbito, precisamente con el fin de ofrecer bases cientÃficas cada vez más sólidas a una regulación de los nacimientos que respete la persona y el plan de Dios sobre el matrimonio y sobre la procreación. En estos años, gracias a la contribución de innumerables matrimonios cristianos en muchas partes del mundo, los métodos naturales han entrado en la experiencia y en la reflexión de los grupos, de los movimientos familiares y de las asociaciones eclesiales.
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2. Hoy asistimos a la consolidación de una mentalidad que, por un lado, parece atemorizada ante la responsabilidad de la procreación y, por otro, en cierto sentido quisiera dominar y manipular la vida. Por tanto, urge insistir en una acción cultural que ayude a superar, en este ámbito, tópicos y mistificaciones, con mucha frecuencia amplificados por cierto tipo de propaganda. Al mismo tiempo, es preciso llevar a cabo una obra educativa y formativa capilar con respecto a los cónyuges, los novios y los jóvenes en general, asà como con respecto a los agentes sociales y pastorales, para explicar adecuadamente todos los aspectos de la regulación natural de la fertilidad en sus fundamentos y en sus motivaciones, al igual que en sus consecuencias prácticas.
Los centros de estudio y enseñanza de tales métodos prestarán una gran ayuda a la maternidad y a la paternidad responsables, esmerándose por lograr que a cada persona, comenzando por el hijo, se la reconozca y respete por sà misma, y que cada elección esté animada e inspirada por el criterio de la entrega sincera de sÃ.
Es evidente que, cuando se habla de regulación ânaturalâ, no se refiere sólo al respeto del ritmo biológico. Mucho más precisamente, se trata de responder a la verdad de la persona en su Ãntima unidad de espÃritu, psique y cuerpo, unidad que nunca se puede reducir sólo a un conjunto de mecanismos biológicos. Ãnicamente en el contexto del amor recÃproco, total y sin reservas, de los cónyuges se puede vivir con toda su dignidad el acontecimiento de la generación, al que está vinculado el futuro mismo de la humanidad. Precisamente por eso, no sólo los médicos y los investigadores están llamados a dar su contribución responsable a ese acontecimiento fundamental, sino también los agentes pastorales y las autoridades polÃticas, en sus respectivos ámbitos de competencia.
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3. El hecho de que el Congreso haya sido organizado por algunas Facultades de medicina me brinda la oportunidad de subrayar, de modo especial, el papel que desempeñan los médicos en este campo tan delicado. Quisiera renovar aquà la expresión de la estima que la Iglesia siente desde siempre por todos los que en el mundo de la salud se esmeran por ser coherentes con su vocación de servidores de la vida. Pienso, en particular, en los hombres y mujeres de ciencia que, iluminados por la fe, se dedican a la investigación y difusión de los métodos naturales de regulación de la fertilidad, promoviendo al mismo tiempo una educación en los valores morales que implica el recurso a esos métodos. El papel y la responsabilidad de las universidades resultan decisivos para la promoción de programas de investigación en este campo, asà como para la formación de futuros profesionales capaces de ayudar a los jóvenes y a los matrimonios a tomar decisiones cada vez más conscientes y responsables.
Deseo que el actual encuentro marque una nueva etapa en este camino, contribuyendo a profundizar de modo completo en ese tema en sus diversos aspectos cientÃficos, culturales, psicosociales y formativos. Sin duda brindará la oportunidad de una actualización en lo relativo al estado de la enseñanza de los métodos naturales a nivel mundial, especialmente en las Facultades europeas de medicina.
Asegurando a cada uno de los participantes en el Congreso mi cercanÃa espiritual, les deseo pleno éxito en esas intensas jornadas de estudio. Con estos sentimientos, a la vez que invoco sobre los trabajos la asistencia especial de MarÃa SantÃsima, de buen grado envÃo a todos una especial bendición apostólica.
[OR (ed. esp.) 13-II-2004, 9]
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1. Sono lieto di far giungere il mio cordiale pensiero a tutti voi, partecipanti al Convegno internazionale su âRegolazione naturale della fertilità e cultura della vitaâ, che si svolge a Roma in questi giorni. A tutti e a ciascuno porgo il mio affettuoso saluto. Esprimo vivo apprezzamento a coloro che hanno collaborato alla realizzazione di tale iniziativa, in primo luogo al Centro Studi per la Regolazione Naturale della Fertilità , alle Facoltà di Medicina e Chirurgia delle diverse Università romane, al Ministero italiano della Salute, allâIstituto Italiano di Medicina Sociale e allâUfficio per la Pastorale Universitaria del Vicariato di Roma.
Questâincontro affronta tematiche attuali, molto interessanti per lo sviluppo dei rapporti tra scienza ed etica. Il Magistero della Chiesa ha accompagnato con viva sollecitudine lo sviluppo di quella che potremmo chiamare la cultura della procreazione responsabile, e ha promosso la conoscenza e la diffusione delle metodiche cosiddette ânaturaliâ di regolazione della fertilità . I miei venerati Predecessori, da Pio XII a Paolo VI, in più occasioni hanno incoraggiato la ricerca in tale ambito, proprio al fine di offrire basi scientifiche sempre più solide ad una regolazione delle nascite rispettosa della persona e del disegno di Dio sulla coppia umana e sulla procreazione. In questi anni, grazie al contributo di innumerevoli coppie cristiane in tante parti del mondo, i metodi naturali sono entrati nellâesperienza e nella riflessione dei gruppi e dei movimenti familiari e delle associazioni ecclesiali.
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2. Assistiamo oggi al consolidarsi di una mentalità che, da un lato, appare quasi intimorita di fronte alla responsabilità della procreazione e, dallâaltro, vorrebbe come dominare e manipolare la vita. Eâ urgente, pertanto, insistere in unâazione culturale che aiuti a superare, in questo ambito, luoghi comuni e mistificazioni, molto spesso amplificati da una certa propaganda. Al tempo stesso, va sviluppata una capillare opera educativa e formativa nei confronti dei coniugi, dei fidanzati, dei giovani in generale, come pure degli operatori sociali e pastorali per illustrare adeguatamente tutti gli aspetti della regolazione naturale della fertilità nei suoi fondamenti e nelle sue motivazioni, oltre che nei suoi risvolti pratici.
I centri di studio e di insegnamento di tali metodiche saranno di valido sostegno alla maternità e alla paternità responsabili, adoperandosi perché ogni persona, a cominciare dal figlio, sia riconosciuta e rispettata per se stessa, e ogni scelta risulti animata e guidata dal criterio del dono sincero di sé.
Eâ chiaro che, quando si parla di regolazione ânaturaleâ, non ci si riferisce al solo rispetto del ritmo biologico. Si tratta, ben più compiutamente, di rispondere alla verità della persona nella sua intima unità di spirito, psiche e corpo, unità mai riducibile soltanto ad un insieme di meccanismi biologici. Solo nel contesto dellâamore reciproco, totale e senza riserve, dei coniugi, può essere vissuto in tutta la sua dignità lâevento della generazione al quale è legato il futuro stesso dellâumanità . Giustamente, pertanto, a tale fondamentale evento sono chiamati ad offrire il loro contributo responsabile non soltanto i medici ed i ricercatori, ma anche gli operatori pastorali e le autorità politiche nei rispettivi ambiti di competenza.
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3. Il fatto che il Convegno sia stato promosso da alcune Facoltà di Medicina, mi dà modo di sottolineare, in modo speciale, il ruolo dei medici in questo delicato campo. Vorrei qui rinnovare lâespressione della stima che la Chiesa da sempre riserva a quanti nel mondo sanitario si sforzano di essere coerenti con la loro vocazione di servitori della vita. Penso, in particolare, agli uomini e alle donne di scienza che, illuminati dalla fede, si dedicano alla ricerca e alla diffusione dei metodi naturali di regolazione della fertilità , promuovendo al tempo stesso unâeducazione ai valori morali che il ricorso a tali metodi suppone. Il ruolo e la responsabilità delle Università risultano decisivi per la promozione di programmi di ricerca in questo campo, come pure per la formazione di futuri professionisti capaci di aiutare i giovani e le coppie a compiere scelte sempre consapevoli e responsabili.
Auspico che il presente incontro possa segnare unâulteriore tappa in questo cammino, offrendo un approfondimento completo del tema nei suoi diversi aspetti scientifici, culturali, psico-sociali e formativi. Esso non mancherà di offrire lâopportunità di un aggiornamento sullo stato dellâinsegnamento dei metodi naturali a livello mondiale, in particolare nelle Facoltà europee di Medicina.
Nellâassicurare a ciascuno di coloro che partecipano al Convegno la mia spirituale vicinanza, auguro pieno successo a così intense giornate di studio. Con questi sentimenti, mentre invoco sui lavori la speciale assistenza di Maria Santissima, volentieri invio a tutti una speciale Benedizione Apostolica.
[Insegnamenti GP II, 27/1 (2004), 113-115]