[2047] • JUAN PABLO II (1978-2005) • DEFENDER LA SANTIDAD DE LA FAMILIA
Del Discurso Con grande allegria, a los responsables de la Conferencia Episcopal de Angola y de Santo Tomé y Príncipe, en la visita ad limina, 22 octubre 2004
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5. Juntamente con esta sombra, vuestras relaciones quinquenales recuerdan también el testimonio que dan innumerables familias que viven de manera heroica la fidelidad al sacramento del matrimonio cristiano, en el marco de una legislación civil o de costumbres tradicionales poco favorables al matrimonio monogámico. Este se ve amenazado por fenómenos tan variados como el concubinato ya citado, la poligamia, el divorcio y la prostitución; varias de estas actividades inmorales llevan a la propagación del sida, una epidemia que no se puede ignorar por las innumerables vÃctimas que causa y por la grave amenaza que constituye para la estabilidad social y económica de la nación.
Queridos obispos, al hacer todo lo que está a vuestro alcance para defender la santidad de la familia y el lugar prioritario que ocupa en el seno de la sociedad, no dejéis de proclamar, con voz alta y clara, el mensaje liberador del amor cristiano auténtico. Los diversos programas educativos, tanto religiosos como seculares, deben poner de relieve el hecho de que el amor verdadero es un amor casto, y que la castidad nos ofrece una firme esperanza de superar las fuerzas que amenazan a la institución de la familia y, al mismo tiempo, de liberar a la humanidad del azote devastador del sida. Repito aquà la recomendación que os hice en la exhortación apostólica Ecclesia in Africa: âEl afecto, la alegrÃa, la felicidad y la paz que proporcionan el matrimonio cristiano y la fidelidad, asà como la seguridad que da la castidad, deben ser siempre presentados a los fieles, sobre todo a los jóvenesâ (n. 116).
[OR (ed. esp.) 5-XI-2004, 5]
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5. A par desta sombra, os vossos relatórios quinquenais evocam também o testemunho oferecido por inúmeras famÃlias que vivem de maneira heróica a fidelidade ao sacramento do matrimónio cristão, no contexto duma legislação civil ou de costumes tradicionais pouco favoráveis ao matrimónio monogâmico. Este vê-se insidiado por fenómenos tão variados como o amigamento já citado, a poligamia, o divórcio, a prostituição; várias destas actividades imorais levam à propagação do HIV/SIDA, uma epidemia que não pode ser ignorada pelas inúmeras vÃtimas ceifadas e pela grave ameaça que constitui para a estabilidade social e económica da nação.
Fazendo tudo o que está ao vosso alcance, queridos Bispos, para defender a santidade da famÃlia e o lugar prioritário que ela ocupa no seio da sociedade, não deixeis de proclamar em voz alta e clara a mensagem libertadora do amor cristão autêntico. Os diversos programas educativos, tanto religiosos como seculares, hão-de realçar o facto de que o amor verdadeiro é um amor casto, e que a castidade nos oferece uma sólida esperança de superar as forças que ameaçam a instituição da famÃlia e, ao mesmo tempo, de libertar a humanidade deste flagelo devastador que é a SIDA. Repito aqui a recomendação que vos deixei na Exortação apostólica Ecclesia in Africa: «A amizade, a alegria, a felicidade, a paz que o matrimónio cristão e a fidelidade propiciam, bem como a segurança que a castidade oferece, devem ser continuamente apresentadas aos fiéis, particularmente aos jovens» (n. 116)â[233].
[Insegnamenti GP II, 27/2 (2004), 446]
[233]Ioannis Pauli PP. II Ecclesia in Africa, 116.