[2067] • BENEDICTO XVI (2005- • LA VIDA FAMILIAR, ELEMENTO UNIFICADOR DE LA SOCIEDAD
Del Discurso Behold, how good, a los obispos de Sudáfrica, Botsuana, Suazilandia, Namibia y Lesotho en visita ad limina, 10 junio 2005
2005 06 10 0004
4. La vida familiar ha sido siempre un elemento unificador de la sociedad africana. De hecho, dentro de la âiglesia domésticaâ, âconstruida sobre sólidas bases culturales y sobre los ricos valores de la tradición familiar africanaâ, los niños aprenden por primera vez el carácter central de la EucaristÃa en la vida cristiana (cf. Ecclesia in Africa, 92). Es preocupante que el entramado de la vida africana, su misma fuente de esperanza y estabilidad, esté amenazado por el divorcio, el aborto, la prostitución, el tráfico de seres humanos y la mentalidad anticonceptiva, todo lo cual contribuye a una crisis de la moral sexual.
Queridos hermanos en el episcopado, comparto vuestra profunda preocupación por la devastación causada por el sida y las enfermedades relacionadas con él. Oro a Dios especialmente por las viudas, los huérfanos, las jóvenes madres y todos aquellos cuyas vidas han quedado destrozadas por esta cruel epidemia. Os exhorto a continuar vuestros esfuerzos por combatir este virus, que no sólo mata, sino que también pone seriamente en peligro la estabilidad social y económica del continente. La Iglesia católica ha estado siempre a la vanguardia tanto en la prevención como en la curación de esta enfermedad. La doctrina tradicional de la Iglesia ha resultado ser el único método seguro para prevenir la difusión del sida. Por esta razón, âel afecto, la alegrÃa, la felicidad y la paz que proporcionan el matrimonio cristiano y la fidelidad, asà como la seguridad que da la castidad, deben ser siempre presentados a los fieles, sobre todo a los jóvenesâ (ib., 116).
[Insegnamenti BXVI, I (2005), 220]
2005 06 10 0004
4. Family life has always been a unifying characteristic of African society. In fact, it is within the âdomestic Churchâ, âbuilt on the solid cultural pillar and noble values of the African tradition of the familyâ, that children first learn of the centrality of the Eucharist in Christian life (cf. Ecclesia in Africa, 92). It is of great concern that the fabric of African life, its very source of hope and stability, is threatened by divorce, abortion, prostitution, human trafficking and a contraceptive mentality, all of which contribute to a breakdown in sexual morality.
Brother Bishops, I share your deep concern over the devastation caused by AIDS and related diseases. I especially pray for the widows, the orphans, the young mothers and all those whose lives have been shattered by this cruel epidemic. I urge you to continue your efforts to fight this virus which not only kills but seriously threatens the economic and social stability of the Continent. The Catholic Church has always been at the forefront both in prevention and in treatment of this illness. The traditional teaching of the Church has proven to be the only failsafe way to prevent the spread of HIV/AIDS. For this reason, âthe companionship, joy, happiness and peace which Christian marriage and fidelity provide, and the safeguard which chastity gives, must be continuously presented to the faithful, particularly the youngâ (Ecclesia in Africa, 116).