[2109] • BENEDICTO XVI (2005- • LA FAMILIA CRISTIANA, UNIDAD BÁSICA DE LA VIDA Y CONSTRUCCIÓN DE LA “FAMILIA DE DIOS”
Del Discurso Je suis heureux a los Obispos de Senegal, Mauritania, Cabo Verde y Guinea Bissau en visita ad limina, 20 febrero 2006
2006 02 20 0008
Extendiendo ahora la mirada a los diversos paÃses, veo que una de las prioridades pastorales de vuestras diócesis es, con razón, la familia cristiana. Sin ella, faltarÃa la unidad básica de vida y de construcción de la âfamilia de Diosâ, como la Iglesia en vuestro continente se reconoció y se propuso ser en la asamblea sinodal de 1994. No podrá considerarse realmente insertada o encarnada mientras el ideal cristiano de vida familiar no arraigue en el pueblo africano. El camino para ello no pasa por cambios que alteren el núcleo central de la doctrina sacramental y familiar de la Iglesia, sino por una fidelidad radical de los esposos a la vida nueva abrazada en el bautismo y por la reconducción al Evangelio de Jesucristo del matrimonio africano tradicional, elemento destacado de las culturas locales. Para alcanzar su grado más alto, estas culturas precisan del encuentro con Cristo, pero también él espera este encuentro para que el acontecimiento de la Encarnación llegue a su plenitud, dando la âestatura completaâ (cf. Ef 4, 13) al Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia. Esta, asumiendo los valores de las diversas culturas, se transforma en la novia, adornada con sus joyas, de la que habla el profeta IsaÃas (cf. Is 61, 10); y asà también me complace veros, amadas diócesis de esta Conferencia episcopal. Adornaos con vuestras mejores joyas para Cristo Señor.
[Insegnamenti BXVI, II/1 (2006), 207]
2006 02 20 0008
Alargando agora o olhar aos vários paÃses, vejo que uma das prioridades pastorais das vossas dioceses é a famÃlia cristã; e justamente! Sem ela, faltaria a unidade básica de vida e de construção à quela âFamÃlia de Deusâ que a Igreja no vosso continente se reconheceu e propôs ser, na Assembleia Sinodal de 1994. Ela não poderá considerar-se realmente inserida ou encarnada, enquanto o ideal cristão de vida familiar não tiver criado raÃzes no seio do povo africano. O caminho para isso passa, não por mudanças que subvertam o núcleo central da doutrina sacramental e familiar da Igreja, mas por uma fidelidade radical dos esposos à vida nova abraçada no Baptismo e na recondução ao Evangelho de Jesus Cristo do matrimónio africano tradicional, dado relevante das culturas locais. Estas, para alcançarem a sua medida mais alta, precisam do encontro com Cristo, mas também Ele espera por este encontro para o evento da Encarnação chegar à sua plenitude, dando a âestatura completaâ (Ef 4, 13) ao Corpo de Cristo que é a Igreja. Esta, assumindo os valores das diversas culturas, torna-se aquela noiva adornada com as suas jóias, de que fala o profeta IsaÃas (61, 10); é assim também que me apraz ver-vos, amadas dioceses desta Conferência Episcopal. Adornaivos das vossas jóias melhores para Cristo Senhor!