[2160] • BENEDICTO XVI (2005- • NECESIDAD DE POLÍTICAS FAMILIARES ADECUADAS
Del Discurso I am very pleased, al nuevo Embajador de la República de Estonia ante la Santa Sede, en la presentación de las Cartas Credenciales, 1 junio 2007
2007 06 01a 0004
Excelencia, le agradezco sus amables palabras sobre la Iglesia en Estonia, y le aseguro que los católicos de su paÃs desean desempeñar su papel en la vida de la nación, con espÃritu de cooperación respetuosa con los otros creyentes. La Iglesia propone su enseñanza con la certeza de que la verdad del Evangelio arroja luz sobre la realidad de la situación humana, y aporta a los individuos y a las comunidades la sabidurÃa necesaria para discernir y responder a las exigencias de la ley moral que garantizan los fundamentos necesarios y perdurables para las relaciones justas y armoniosas en el seno de la sociedad. Muy especialmente, la Iglesia se compromete en la promoción de la santidad del matrimonio, en el papel y en la misión fundamentales de la familia, en la educación de los hijos, y en el respeto del don divino de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural. Asà pues, como la salud de cualquier sociedad depende en gran medida de la salud de sus familias (cf. Sacrementum Caritatis, 29), estoy seguro de que este testimonio contribuirá a consolidar a la familia y a la vida de la comunidad en Estonia, asà como a revitalizar, con polÃticas sociales adecuadas y justas, el largo historial de su nación de familias fuertes y unidas. Porque la familia es, principalmente, el lugar en el que los jóvenes se forman en la bondad, en la generosidad, en el perdón, y en el interés fraternal por los otros, asà como en la responsabilidad personal para construir un mundo de libertad, de solidaridad y de esperanza.
[Insegnamenti BXVI, III/1 (2007), 1008-1009]
2007 06 01a 0004
I am grateful for Your Excellencyâs kind words about the Church in Estonia, and I assure you that the nationâs Catholics desire to play their part, in a spirit of respectful cooperation with other Christian believers, in the life of the nation. The Church proposes her teaching in the conviction that the truth of the Gospel sheds light on the reality of the human situation and provides the wisdom needed for individuals and communities to discern and embrace the demands of the moral law which provide the necessary and enduring foundation for just and harmonious relations within society. In a special way, the Church is committed to the promotion of the sanctity of marriage, the basic role and mission of the family, the education of children and respect for Godâs gift of life from conception to natural death. Since the health of any society depends in no small measure on the health of its families (cf. Sacramentum Caritatis, 29), I trust that this witness will contribute to the consolidation of family and community life and, together with wise and far-sighted social policies, will help to revitalize Estoniaâs long history of strong and united families. For it is in the family, above all, that the young are trained in goodness, generosity, forgiveness and fraternal concern for others, and given a sense of personal responsibility for building a world of freedom, solidarity and hope.